Fuego De Dios y No Candela Parte #2

Fuego De Dios y no Candela

Aquí leemos que ante las acusaciones ellos dijeron: «No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 he aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librar». 18 y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

En otras palabras, encontramos una confianza total en el poder de Dios, encontramos una confianza total en Su majestad y gloria de parte de estos tres varones. Ellos no le faltarían a Dios, ellos no se someterían a esa ley cual ellos sabían que estaba en contra de la voluntad de Dios.

Al igual que ellos, nosotros tampoco podemos someternos a esas cosas que sabemos que son en contra de la voluntad de Dios.

No podemos someternos a esos pensamientos que nos alejan de Su presencia, no podemos someternos a vivir vidas pecaminosas, no podemos someternos a vivir según las normas de este mundo (Romanos 12:2). Pero sepamos que cuando no nos sometemos, cuando no seguimos la corriente que arrastra este mundo, las cosas no se pondrán nada fácil.

Aquí leemos que el rey ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. En otras palabras, el rey mando a que subieran la candela; subieron la candela de tal manera que los mismos hombres del rey murieron solamente de acercarse al horno cuando echaron a estos tres varones dentro de él.

Aquí es donde está la diferencia entre la candela y el fuego. La candela de este mundo mata y destruye, pero el fuego de Dios, el fuego del Espíritu Santo purifica y edifica (1 Pedro 1:6-7; Apocalipsis 3:18).

Nuestro enemigo mandara a que su ejército suba la candela en nuestras vidas, en otras palabras, a que seamos tentados con más frecuencia, a que seamos atacados con más intensidad, el enemigo mandara a subir la candela, y si no estamos firmes, si no confiamos en Dios, pues entonces moriremos.

No estoy hablando acerca de una muerte física, estoy hablando de una muerte espiritual. Nuestro enemigo no tiene potestad para matarnos físicamente solo Dios puede hacer esto (Apocalipsis 1:17-18). Pero el enemigo si puede causar que nuestra vida espiritual muera, el enemigo si tiene potestad sobre las cosas de este mundo (Lucas 4:6).

El enemigo si puede causar que seamos tentados a dejar los caminos y la voluntad de Dios ofreciéndonos placeres y deseos de la carne cuales son su reino aquí en la tierra; reino cual no es duradero, es más ya está vencido (Apocalipsis 20:10). Este fue el caso con estos tres varones, ellos fueron tentados a dejar la voluntad de Dios, ellos fueron tentados a salvar sus vidas, pero ellos no sucumbieron a la tentación.

Ellos se mantuvieron firmes y prefirieron ser arrojados en el fuego, ellos sabían que la candela mataba, pero también sabían que servían a un Dios justo y todo poderoso.

Cuando continuamos leyendo estos versículos del día de hoy vemos que la confianza que ellos tuvieron en Dios no fue en vano, vemos que un milagro sucedió en sus vidas; Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. 24 entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo:

¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25 y Él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.

Quiero que notemos algo aquí de suma importancia, estos tres varones fueron lanzados dentro del horno, dentro de este fuego que ardía con más intensidad de lo normal, y leemos que fueron lanzados atados. ¿Por qué es tan importante que notemos esto?

La razón es porque en muchas ocasiones nosotros también somos atados, y arrojados en la candela. Nos dejamos atar con los vicios, las lujurias, las enfermedades, la lascivia y nuestras propias concupiscencias; nos dejamos atar y echar en la candela de este mundo. Pero cuando confiamos en Dios, cuando le somos fiel y estamos dispuestos a confiar en Él en todo momento, no existe fuego que nos pueda dañar, no importa lo caliente que pueda estar el horno porque el fuego no será del enemigo, el fuego será de Dios.

El fuego del Espíritu Santo nos librara; estos tres varones fueron lanzados atados en este fuego para que muriesen, pero este mismo fuego que estaba diseñado para matarles fue el fuego que les quito sus ataduras. El rey vio cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño. Ellos ya no estaban atados, ellos se paseaban por el medio del horno completamente libres. Pero, esperen, ¿no eran tres los que el rey lanzo dentro del horno? ¿Cómo ahora vemos que son cuatro?

La respuesta a estas preguntas es lo más bello de nuestra creencia y fe; ahora eran cuatro porque Dios estaba en medio de ellos. Hermanos, cuando confiamos en Dios y nos mantenemos fiel a Su palabra, Él no nos abandona (Juan 14:21; 1 Juan 3:24).

El enemigo no quiere que veamos esto, el enemigo quiere que pensemos que estamos solos, que no existe nada que podemos hacer, que no existe nadie quien nos pueda ayudar, pero reprendamos esto en el nombre poderoso de Jesús, atemos esos demonios mentirosos que quieren atarnos a nosotros, sabiendo que tenemos la potestad de hacerlo (Lucas 10:18-20), sabiendo que no existe nada ni nadie más poderoso que nuestro salvador (Filipenses 2:9-10; 1 Pedro 3:21-22).

Para concluir. La pregunta que nos debemos hacer es ¿están nuestras vidas en candela, o estamos caminando en el fuego. Si encontramos que estamos en candela, salgámonos pues de ella y caminemos no en candela sino en el fuego. Caminemos en el fuego que es nuestro Dios (hebreos 12:28-29).

No le permitamos al enemigo que nos ate y nos tire en un fuego a morir, caminemos en el fuego del Espíritu Santo sabiendo que Él nos librara, purificara y guiara en toda situación. Nunca dejemos de tener en mente que Dios está presente en todo momento; somos Hijos de nuestro Padre celestial y Él no quiere que nada malo nos suceda.

Él no quiere que nos apartemos de Él; Él quiere lo mejor para nosotros. Nunca pensemos que no existe nada que no podamos mejorar, busquemos siempre más de Él, examinemos nuestras vidas y veamos donde nos encontramos en nuestro caminar. No hay nada que nos pueda detener, la victoria nuestra está garantizada por el Señor (1 Juan 5:4).

No permitamos que la candela de este mundo nos mate, sino permitamos que Su fuego nos libere. Cuando le aceptamos de corazón, cuando permitimos que Su fuego nos libere, cuando creemos en Su Palabra y confiamos en Él, ya no estamos muertos sino vivos en Su reino (Juan 5:24). Mantengámonos firmes, confiemos en Dios, seamos obedientes a Su Palabra.

Dios les bendiga. ¡Busque el Fuego De Dios y cuídese de la Candela la cual no procede de Dios, Alaba! Esta el Fuego De Dios verdadero del Espíritu Santo, y el Fuego que Mata que es Candela, cuídese de los Predicadores que tienen: Candela y de los que dicen: Candela. Amen

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