¿Qué dice la Biblia sobre el Chisme?

¿Que dice la Palabra de Dios Sobre el Chisme?

«Asi tambien la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aqui cuan grande bosque enciende un pequeno fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua esta puesta entre nuestros miembros y contamina todo el cuerpo, e inflama y reuda de la creacion, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves y de serpientes y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos a Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que estan hechos a la semejanza de Dios.» Santiago 3:5-10

¡Cuidado con tu lengua! En este pequenito miembro hay un arma letal. Con ella edificas o destruyes a alguien. Recuerda esto siempre antes de hablar.

I. Abuso de Poder

Estas personas son aquellas que tienen un cargo en la congregación y piensan que su posición les da autoridad total. Maltratan a los demás amparándose en su posición, los hacen sentir como ignorantes y como personas insignificantes que no tienen «el nivel espiritual» de ellos. Creen que Dios solo les habla a ellos, creen ser «los más espirituales» y tener el monopolio de la verdad. Se creen infalibles, todo lo que viene a su mente es «voz de Dios». Gustan de imponer cargas espirituales a los demás y velarlos para ver cual es su comportamiento, hostigan a los demás acusándolos de ser «pecadores» viendo el pecado en todo lo que hacen.

Su Comportamiento

Estas personas tienen una visión particular de la vida, un concepto de los demás predispuesto y un continuo afán por la lucha de poder. Lo más que les gusta es mandar, y tienen una inmensa necesidad de gobernar los pensamientos de los demás. Estas personas a menudo son simpáticas e inteligentes y dedican todo su esfuerzo por su lucha de poder. Ellos trabajan día y noche para descubrir métodos y argumentos que fortalezcan sus posiciones.

Buscan ser el Centro de Atención

Estas personas quieren estar permanentemente en el centro de la atención de los demás, aspirando a que todos los que le rodean hablen de ellos. Gozan al ver a la gente en un rincón murmurando. Si por alguna razón la situación se tranquiliza y no están en el centro de la atención, su disgusto es grande. De inmediato crean algún hecho dramático para recuperar la atención de los demás. Cuando se trata de líderes de jerarquía en las congregaciones, pueden iniciar intrigas y rumores. Este tipo de líder se para repentinamente en una reunión, cuando todo parece estar calmado, y comienza a decir que va a desenmascarar a alguien y que traerá a la luz sus pecados. Estas personas miran la paja del ojo ajeno, pero no la viga de su propio ojo.

Están siempre en una Batalla

Con tal de mantener la atención de la gente, estas personas siempre están dispuestas a luchar. Para esto no necesitan esforzare mucho, ya que es su forma usual de vivir. Ellos quieren destruir a todo aquel que pueda ser una amenaza a sus aspiraciones, en ocasiones dañando en sus oponentes toda dignidad, de esta manera pueden dominarlos fácilmente.

Crean sentimientos de culpa

Usualmente estas personas son muy buenos observadores y están pendientes de las más mínimas faltas y del comportamiento de sus víctimas, utilizando esto para crear sentimientos de culpa en ellos. Constantemente vigilan a sus víctimas para ver si cometen aun la más mínima falta. Cuando se percatan de alguna debilidad de sus víctimas comienzan a trabajar con su autoestima para hacerlos sentir sucios en cuerpo, alma y espíritu, aun acusándolos falsamente de faltas a la moral.

Pero cuando alguien viene con acusaciones falsas e injustas, ¿No será al revésí Una acusación falsa es usualmente un autorretrato del acusador.

Saldríamos mejor parados de estas acusaciones falsas si nos hubieran enseñado que los cristianos tenemos el derecho a defendernos. Jesús lo hizo (Juan, 8:46). En ocasiones hay momentos en que debemos callar y ceder, pero cuando se trata de este tipo de personas (que se aprovechan de personas humildes y que no desean entrar en escándalos), algunas veces debemos defendernos y acusarlos para que el resto de la congregación sepa quienes son y estén alertas.

Este tipo de personas no practica el perdón, están demasiado ocupados en corregir la moral de los demás, y siempre tienen «la conciencia limpia».

Mantienen bajo engaño a la mayoría.

Es duro decirlo, pero raras veces estas personas son desenmascaradas antes de que se manifieste la desgracia y la miseria. Estas personas son inteligentes, simpáticas y parecen nunca ponerse nerviosas. Disimulan muy bien sus frustraciones e inspiran confianza. Aparentan ser espirituales, en ocasiones profetizan, asisten a los retiros, reuniones de oración, pero realmente lo hacen para observar el comportamiento de los demás y no para su crecimiento espiritual. Gustan de estar elogiando a los demás para así mantener la simpatía de un grupo.

Atacan a los más débiles.

Estas personas buscan siempre a los más débiles de la congregación. Los someten constantemente a ataques que mantienen a sus víctimas en un estado de tensión tal, que usualmente necesitan todas sus fuerzas para defenderse. Los más fuertes no soportan ver que esto pase, y con el tiempo se ven envueltos en algunos conflictos. Aquellos que se percatan de esta situación salen en defensa de las víctimas, pero raras veces ganan esta batalla porque los cristianos son pacíficos y amorosos, cualidades que no tienen aquellos que abusan del poder.

¿Qué hacemos con ellos?

No discuta con ellos, recuerde que estas personas dedican todo su tiempo y energía para destruir a los demás, si discute con ellos seguramente perderá. Tampoco permita que le falten el respeto, trátelos con amor, si se muestran hostiles, hable con el pastor, no hable con nadie más sobre el asunto podría causar una división en la Iglesia. Si usted no ha cometido ninguna falta mantenga su frente en alto, Dios mismo se encargará de poner en evidencia a aquellos que le acusaron falsamente y dará testimonio de usted.

II. Murmuraciones.

Esta actitud puede ser devastadora para la Iglesia, porque tiene el efecto del cáncer, en ocasiones no se ve pero va matando la unidad y la espiritualidad de la Iglesia.

Las personas que gustan de murmurar lo hacen por diversas razones, para escalar posiciones, para tratar de verse como personas que «realmente se preocupan por la Iglesia», por envidia, para crear grupos que los apoyen (necesitan sentirse influyentes).

El problema mayor de la murmuración es que comienza como «una crítica constructiva» y termina en difamación y calumnias manchando reputaciones con la excusa de que solo es para señalar «pecados» por el bienestar de la congregación. El problema es que estas personas, que usualmente son «las más santas de la congregación» tienen una mente pecaminosa y siempre ven el pecado en todo lo que hacen los demás, pero nunca ven el de ellos mismos o el de las personas que le hacen el juego y le siguen la corriente.

¿Qué dice la Biblia sobre la murmuración?

* Los murmuradores tienen una mente reprobada (Romanos, 1:28-32)

* Serán destruidos (1 Corintios, 10:10; Salmo, 101:5)

* El que murmura en contra de un hermano murmura en contra de Dios (Santiago, 4:11-12)

* La murmuración contrista el Espíritu Santo (Efesios, 4:30-31)

* Son insensatos (Tito, 3:2-3)

* Dios los condena (Levíticos, 19:16)

* Crean contienda (Proverbios, 26:20)

* Caerán en juicio (Proverbios, 13:3)

* Son hipócritas (Santiago, 1:26; Proverbios, 11:9; 2 Timoteo, 3:1-6)

* Son necios (Proverbios, 10:18)

* Serán avergonzados (1 Pedro, 3:14-16)

La murmuración, el chisme y la difamación dañan la esencia de una congregación que es la manifestación pura del amor de Dios. Los chismosos quieren la atención sobre ellos y sentirse apreciados, no soportan ver a otros hermanos ser queridos por la congregación porque sienten que le están robando algo que les pertenece.

Su Comportamiento

Suelen tener apariencia de «santidad», una santidad que realmente no poseen. Tienden a ser «amorosos» con los demás, abrazan y besan les dicen a los demás que los aman pero realmente lo que quieren es escuchar que los demás los aman a ellos. Tratan de acaparar la atención de los demás «enfermándose», así son visitados, llamados y buscados por personas que sienten»pena» por ellos. Usan el teléfono para informar a otros de los «problemas» de algunos hermanos solo con la intención de que oren por ellos, así sutilmente esparcen un chisme disfrazado de preocupación espiritual. Gustan de aconsejar, se autoproclaman consejeros, de esta manera pueden enterarse de los problemas de los demás.

¿Qué hacemos con ellos?

Ignorarlos, estas personas se alimentan de la atención que reciben, si los ignoramos a la larga desistirán. Cuando nos quieren hablar de algún hermano dígale que usted va a llamar a esa persona y que los enfrentará, verá que el chismoso le dirá que no, ellos siempre quieren estar en el anonimato. Si persisten pida una reunión con el pastor y déjele saber quienes son esos chismosos, y esté dispuesto a estar presente en una reunión para desenmascararlos.

Usualmente estas actitudes son las que más crisis causan en la Iglesia, pero hay más, hay personas con conductas difíciles que también forman el ambiente de la congregación, una usualmente tensa.

A continuación veremos algunas de esas conductas difíciles que afectan el desarrollo de la Iglesia.

Rumores, calumnias, difamaciones y juicios temerarios

por: Karla Rebeca Paladino

(Extractos selecionados por M. Parés)

Cuando se trata de hacer el bien al prójimo, a la sociedad y convivir pacífica y solidariamente con los demás, conscientes que somos hermanos, hijos de un mismo Padre y Creador, y que existen límites a la hora de decidir publicar x o y, noticias, comentarios o informaciones, cuando se trata de ser cada vez mas humano, no contribuir al conflicto y no se quiere faltar a los principios y valores nuestros, se evitaría caer en las siguientes faltas a la ética y a la caridad.

1. No practicaríamos el rumor:

El rumor va de boca en boca sin que nadie pueda dar razón de ello: se dice que dijo, se rumora. De dice de alguien para que se crea como verdad pero sin verificarse si es verídico. El rumor es una información no verificada y está basada en que me lo dijo un amigo y alguien de confianza: estos dicen ‘cuando el río suena piedras trae’ o ‘si lo han dicho por algo será’. O este otro: miente que algo queda. Pero quien escucha un rumor no tiene garantías de que sea cierto. La intencionalidad de los rumores es perversa o tendenciosa. Por otro lado, el chisme se refiere a historias bajas sobre personas concretas que rondan en la calumnia. Es un juicio subjetivo y está en la línea de la frase que dice: calumnia que algo queda.

El rumor es la piedra angular de la desinformación. La desinformación es una técnica que podríamos llamar información cancerosa. Porque no se trata de no informar, sino de informar mintiendo o falseando la verdad. Es una técnica que consiste en proporcionar informaciones erróneas, llevándoles a difundir opiniones que correspondan a las intenciones del desinformador. La desinformación tiene como base una información falsa, ofrecida en clave de mentira, y puede darse el caso de que algunas de las informaciones sean verdaderas, pero ocurre que en el contexto de la desinformación incluso las verdades se dicen con fines desorientadores o engañosos. A veces la mentira puede ser fácilmente descubierta. Pero lo más frecuente es que se vista hábilmente de verdad, con lo cual consigue penetrar mejor en el receptor y modificar sus opiniones y puntos de vista en función de los intereses del emisor.

Una de las técnicas para vencer al enemigo ha sido el rumor, porque en los rumores se reflejan opiniones, dándoles libre curso a los rumores se induce a sus destinatarios a la creencia de cosas que para verficarlas y conocer si es verdad no habrá acceso. El rumor es un medio muy apropiado para desmoralizar audiencias y poblaciones enteras. Mediante el rumor se puede perder la credibilidad en las instituciones, en las personas y se produce el efecto de «a río revuelto, ganancia de pescadores». Es la ocasión de oro para los oportunistas.

Al faltar una información objetiva y verídica sobre los hechos, terminan imponiéndose los rumores, creándose una situación de confusión y desconcierto social.

Hay un mito muy difundido, es el mito de los expertos. Si hablan los expertos, habrá que escucharles digan lo que digan. Los expertos dicen sus puntos de vista en los medios de comunicación y cualquiera cree que todos los demás piensan igual. No importa si es cierto o no, importa la autoridad del que habla. En ocasiones sucede que el rumor descansa en el hecho de que hay una persona que su testimonio es incuestionable.

Otras veces nuestra imaginación perturbada contribuye poderosamente a la deformación de nuestras percepciones de la realidad y supone como real lo que solamente existe en la imaginación. Existe en nosotros una fuerte tendencia a objetivar aquello que vehementemente deseamos. A convertir nuestros deseos más profundos e intensos en realidades. El rumor siempre es una técnica de manipulación. Psicológicamente hablando se dice que la persistencia en repetir una historia fantástica es un factor decisivo para su aceptación.

En este momento la pregunta obligada es la siguiente: Los periodistas ¿cuentan las cosas como son o se las inventan? La experiencia demuestra que muchas veces sus presuntas informaciones son meros rumores y otras historias son puras invenciones, hasta que pronto o tarde se descubre el fraude informativo y el engaño.

Los rumores son montajes prefabricados para desacreditar a personas e instituciones, como los rumores en base a documentos falsos redactados en las oficinas de la desinformación. La historia del periodismo está plagada de historias de este tipo de rumores.

Todo parece indicar que el caldo de cultivo de los rumores son los sentimientos racionalmente descontrolados y la imaginación de emisores irresponsables, y receptores mal preparados para descifrar los mensajes informativos en clave de rumor. El rumor presupone la aplicación de una idea nefasta para el quehacer informativo inspirada en el dicho maquiavélico: Calumnia y miente, que algo queda.

2. No difamar ni calumniar:

La auténtica información es incompatible con el decir la verdad difamando, calumniando, robando a los demás su fama y honor. El fin de informar no justifica el atropello de la dignidad de la persona, aunque sea para decir la verdad. Es inmoral, inhumano, perverso, es injusto hacer uso de la calumnia y de las sospechas maliciosas para minar la moral de las personas.

Los códigos éticos en otros países señalan sobre esto lo siguiente:

Es contrario al decoro periodístico publicar acusaciones infundadas, sobre todo cuando éstas son de carácter difamante.

No deben hacerse acusaciones contra individuos o grupos si no pueden ser aducidas pruebas convincentes en apoyo de tales acusaciones.

La difamación y la calumnia es un delito no sólo cuando se refiere a los individuos, sino también a las personas morales.

Se prohibe la difamación, el chantaje, las acusaciones sin pruebas, y no se difunden las informaciones infundadas o las informaciones desfavorables relativas a unas personas, un grupo o el interés general.

Se esfuerza por limitar las consecuencias indirectas de estas informaciones sobre el porvenir de los interesados y sobre la reputación de otras personas, acepta las rectificaciones y rectifica las informaciones lesivas cuyo carácter erróneo él mismo comprueba.

Se evite la calumnia, la difamación, acusaciones infundadas, rumores, expresiones vulgares, inmoralidad, obscenidad y blasfemia.

La Unesco cita al respecto: El respeto del derecho de las personas a la vida privada y a la dignidad humana, en conformidad con las disposiciones del derecho internacional y nacional, que conciernen a la protección de los derechos y a la reputación del otro, así como las leyes sobre la difamación, la calumnia, la injuria y la insinuación maliciosa, hacen parte integrante de las normas profesionales del periodista.

Se debe respetar el honor, la fama y la honra de las personas.

Difamar consiste en negar de palabra el derecho al reconocimiento de la propia excelencia ante el público.

Difamación equivale a negar injustamente a personas o instituciones la fama que les es debida.

Difamar y deshonrar equivale a negar injustamente a las personas y a los grupos humanos la fama y la honra.

Contra la fama se usa la difamación que tiene varias formas conocidas en la práctica:

Narrar públicamente indebidamente un defecto verdadero pero que oculto, no tenía porque hacerse público.

La calumnia es decir mentiras o defectos personales realmente inexistentes.

El chismorreo su finalidad es sembrar la discordia.

La murmuración es perniciosa, consiste en comentar sin razón suficiente o con intención perversa defectos reales, mas o menos conocidos de personas o instituciones.

3. No hacer juicios temerarios:

El juicio temerario, consiste en opinar o pensar mal de alguien sin fundamento. No debemos juzgar a otros.

La Biblia también nos dice que debemos tener mucho cuidado de no hablar mal de otros, especialmente a espalda de ellos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí