poder-oracion-biblia
El Poder De La Oración En La Biblia

El Poder De La Oración En La Biblia

¿Cuál Es El Alimento Diario Para Mantenernos En El Señor?

No cabe duda que la respuesta es: LA ORACIÓN.

La oración es muy importante porque es la comunicación del hombre con Dios.Por medio de esta, el hombre expresa sus sentimientos, emociones, necesidades y anhelos a Dios, siendo también un medio para adorarle.  

A través de ella se intercede por los que no conocen a Dios (1ª Timoteo 2:1-4).

Nos ayuda en medio de la aflicción y enfermedad (Santiago 5:13-16).

Tenemos autoridad sobre cualquier cosa (Santiago 5:17,18).

Obtenemos poder de Dios (Hechos 4:23-31).

Reconocimiento por parte de Dios (Hechos 10:1-4).

Obtenemos revelación (Hechos 11:4-12).

Derramamos nuestro espíritu a Dios (1º Samuel 1:1-17).

Alabamos a Dios (1º Samuel 2:1-10).

Confesamos nuestro pecado ante Dios (Daniel 9:3-5).

Ahora bien, ¿cómo debo orar?

La Biblia habla de una manera completa sobre este tema, y nos insta a orar a Dios de las siguientes maneras:

En confianza   (Mateo 7:7-8; Filipenses 4:6)

Con sabiduría  (Santiago 4:3)

Con temor a Dios  (Juan 9:31)

En el nombre de Jesús  (Juan 16:24)

Conforme a la voluntad de Dios  (1ª Juan 5:14)

Sin hipocresía  (Mt. 6:5-8)

Con alabanza y humildad  (Mateo 6:9-13)

Con gratitud  (Daniel 2:23; 6:10)

Con insistencia  (1ª Tesalonicenses 3:10; 5:17)

En santidad  (1ª Timoteo 2:8)

Con un propósito definido  (2ª Tesalonicenses 3:1;  Romanos 15:30,31;  Colosenses 4:3)

Pidiendo bendición para otros  (Efesios 1:16,17;  3:14-19)

En todo tiempo  (Efesios 6:18;  Salmos 55:17)

Como pudimos ver en estas citas (le recomiendo que las busque si no lo hizo), la oración es más que palabrerías, ya que está llena de poder, de unción, revelación, y bendición para nosotros y para los demás, incluso aquellos que no conocen a Dios.

EFECTOS DE LA ORACIÓN

Mueve el corazón de Dios

Mencionaré solo cuatro casos de los muchos que hay en la palabra de Dios, ya que son más que suficientes:

 Cuando el profeta Jonás desobedeció a Dios, tuvo que pagar la consecuencia de su acción;   Esto lo llevó a parar al vientre de un animal marino en el cual estuvo tres días, y en ese lugar y en esa condición, Jonás consideró y elevó una oración a Dios de la siguiente manera:

Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.  

Entonces dije: desechado soy de delante de tus ojos; más aún veré tu santo templo. Las aguas me rodearon hasta el alma, me rodeó el abismo; el alga se enredó a mi cabeza. Descendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; más tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.

Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan. 

Más yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí.  La salvación es de Jehová. Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra. (Jonás 2:1-10).

 El tercer rey de Israel, Salomón, hace también una oración con motivo de la dedicación del templo que él le había construido a Dios, mencionando lo siguiente:  

Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti; que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho:

Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar.   Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona. (1º Reyes 8:28-30).

 Este pasaje habla también de cómo la oración puede mover el corazón de Dios:  

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2º Crónicas 7:14).  

 El rey Ezequías experimentó en carne propia el efecto de la oración que tuvo lugar cuando Dios había determinado quitarle la vida:  

En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.   Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo:  

Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan.

Y lloró Ezequías con gran lloro. Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:  

Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová.  

Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor de mi mismo, y por amor a David mi siervo.  (2º Reyes 20:1-6).  

¡Qué grande es la misericordia de Dios!

A través de estas oraciones la bondad de Dios nuestro Señor y su amor por el hombre se hacen presentes, no dejando al ser humano en su angustia, sino más bien, le rescata en medio de la prueba y de la aflicción.  

Tiene efectos en el hombre

Cuando hacemos una petición a Dios, no dudando nada, Dios responde de una manera sorprendente; tal es el caso de Nehemías en el siguiente pasaje:

Me dijo el rey: ¿qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judà, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.

Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del rio, para que pueda pasar hasta llegar a Judá; Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí. (Nehemías 2:4-8).  

Este pasaje nos muestra cómo Nehemías puso en oración la petición que iba a hacerle al rey, ya que pensaba que el rey no le iba a permitir que fuera tan lejos, y menos a reedificar un templo que la misma gente del rey había destruido.

Nehemías confiaba en que la oración tendría efecto sobre el rey y efectivamente lo tuvo. La oración no tan solo actúa en situaciones presentes, sino también a futuro:

Más no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos (Juan 17:20).  

En el texto anterior, Jesús está orando por sus discípulos para que tuvieran poder, dirección de Dios, y otras bendiciones más; sin embargo, no tan solo oró por ellos, sino que también por los que habríamos de creer en él en las siguientes generaciones. ¡Gracias Jesús por haber orado por mí!

¿Responde Dios siempre a la oración?  

En ocasiones Dios responde sí o no a nuestras peticiones. A veces, queda en silencio, y cuando esto último sucede es porque hay pecado en nuestra vida y eso bloquea nuestra comunión con Dios.  

A continuación veremos algunos pasajes para aclarar lo anterior:

Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas. (1º Samuel 28:6).  

Más adelante, en este mismo pasaje se menciona: Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy.  (1º Samuel 28:18).  

Cuando Saúl desobedeció a Dios y empezó a apartarse de él, entonces Dios ya no le siguió dando más instrucciones, por eso menciona la escritura que Dios guardó silencio y ya no le habló más.

Otro ejemplo de esto lo encontramos en los escritos de Salomón:

Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía. (Proverbios 1:28-30).  

Los ejemplos anteriores hablan de cómo Dios en ocasiones permanece en silencio a causa de nuestro pecado, pero a veces responde con una negativa: .

Me fue dado un aguijón en mi carne, respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.  Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.  (2ª Corintios 12:7-9).

Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. (Hechos 16:6,7).

A veces creemos que estamos haciendo o pidiendo lo correcto, y de hecho puede ser que así sea, sin embargo, aun cuando lo que pidamos sea bueno, debemos recordar que Dios nos ofrece cosas mejores que las que le pedimos.    

Cuando Dios responde a la oración, suceden cosas como las siguientes:

Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo: Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón.  Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel. (Josue 10:12-14).  

Espero que el tema de la oración haya sido suficientemente claro y de interés para usted.  

Espero en Dios que ponga por obra lo que este estudio le haya dejado.  

Recuerde que la oración es un arma poderosa en cualquier circunstancia.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí