Devocional Diario – Canto maternal [Día de las Madres]

Canto maternal
 
Sara: ¡Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán conmigo!  Génesis 21:6.
 
Raquel: «Dios ha borrado mi desgracia»  Génesis 30:23.
 
Debora: ¡Yo Debora, me levanté como una madre en Israel!   Jueces 5:7.
 
Ana: «Mi corazón se alegra en el Señor; en él radica mi poder, puedo celebrar su salvación»  I Samuel 2:1.
 
Elisabet: «Es obra del Señor, que ahora ha mostrado su bondad al quitarme la vergüenza que yo tenía ante los demás»   Lucas 1:25.
 
Maria: «Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.   Porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva.  Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mi.  ¡Santo es su Nombre!
De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen, hizo proezas con su brazo desbarató las intrigas de los soberbios»  Lucas 1:46-51.
 
Mi amada mamá se esmeró en enseñarme muchas cosas cuando era niña, adolescente y joven, ser práctica en mi cuidado personal, incansable en la limpieza de mi casa, prudente en mis actitudes y juiciosa para responder, además de   tolerante con los inexpertos y anhelante para conocer más de Dios.  De todas estas cátedras no fui una alumna estrella, todo lo contrario varias veces tuve que estar sentada en la esquina de los jalados con el cono puesto de INMADURA, sin embargo reconozco y agradezco que ella no se dio nunca por vencida.
Hoy estuve pensando en ella desde muy temprano, recordando todos sus esfuerzos por convertirme en un modelo de virtud, y al recapitular sus dictados y normas, algo más grande y dulce se repetía en mí recuerdo, sus bellas canciones, su dulce voz.
Esto es algo que jamás se detuvo para ilustrarme, no me veo sentada en su salón de clase dictándome los diferentes estilos de canciones ni cómo entonar afinadamente sin perder una buena vocalización.
No mamá no me enseñó el arte del canto, pero, ¡Que manera de cantar tenía ella!  Cantaba cuando lavaba la ropa a mano paradita en el caño de la azotea, también cuando cortaba las verduras que darían vida a su riquísima sopa especial; su voz sonaba cual aleteo de ángeles cuando parada en la primera fila de nuestra vieja Iglesia entonaba «A solas al huerto yo voy»..Todavía veo los ojos de mi papito mirándola arrobado cuando ella planchaba sus camisas cantando, llena de amor.   
Mi madre me enseñó a cantar cantando.
Las canciones de nuestras mujeres extraordinarias de la Biblia también nos hablan de la gratitud que hubo en sus corazones, sus voces hoy siguen resonando y son una melodía que debemos repetir porque estoy segura que si las entonamos bien, nuestros hijos las repetirán y las voces que aclaman al Dios de la vida no menguará sino que seguirá creciendo el coro de sus redimidos.
Mis queridas madres, les cuento que yo he repetido sin darme cuenta el ejemplo de mamá, les doy cátedras a mis tres hijas de conducta, fe y pureza, pero algo que no me he detenido a enseñar es el arte de cantar, simplemente canto y no tan bien como ella, y sin embargo, mis hijas siguen sorprendiéndome cuando las veo cantar en el estrado al lado de su padre, dando un especial en su grupo de jóvenes o simplemente cantar mientras lavan los platos del almuerzo.
Ellas son herederas del cántico de gratitud.
Sara entonó cánticos de júbilo y exclamó que Dios la hacía reír, Debora cantó una hermosa canción exaltando al único Dios verdadero, Raquel reconoció que Dios le había quitado su desdicha, Ana también alabó el Poder de Dios, Elisabet dio testimonio a todo el mundo con su cántico que ya no tenía motivo de vergüenza porque Dios fue bueno con ella y Maria nos enseña a cantar con humildad: ¡Santo es el Nombre del Señor!
Todo el mundo se alista a exaltar a las madres por su día, no faltarán las poesías y los elogios a la madre virtuosa, mi tributo a todas ustedes mis amadas siervas es que no olviden entonar un canto que se  eleve cual olor fragante al Señor que nos concedió el derecho y el don de ser madres, hereden cánticos de gratitud a sus hijos, entonen bien y únanse al canto maternal de las mujeres excelentes de la Biblia, esto es el propósito de Dios para tu vida, canta con fidelidad.
 
Feliz día queridas mamás.
 
Martha Bardales
        

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