Condiciones para recibir la sanidad divina

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¿Cuáles son las Condiciones Para Recibir La Sanidad según La Biblia?

¿Cuáles son las Condiciones Para Recibir La Sanidad según La Biblia?

Un sábado Jesús llego a la sinagoga de Nazaret y leyó esta porción del profeta Isaías: «El Espíritu del Señor esta sobre mí,  por cuanto me han ungido para dar buenas nuevas a los pobres;  me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;  A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;  A predicar el año agradable del Señor.»  (Lucas 4:18-19).  

Varias condiciones para recibir la sanidad divina. (Tomado del libro Las tres bendiciones en Cristo.)

1. Desear fervientemente la salud

Como cualquier otra bendición,  también la sanidad la reciben los que la anhelan.  En el estanque de Betesda,  Jesús encontró a un hombre que había estado enfermo por treinta y ocho años.  Y la pregunta que le hizo fue ¿Quieres ser sano? 

Lo que Jesús quería verificar era si el hombre estaba realmente preparado para ser sanado- si deseaba ardientemente la sanidad (Juan 5:2-9).  

Si deseamos ser sanados, debemos tener un anhelo y un deseo ferviente de salud así como también una determinación de acercarnos lo más posible a Jesús para recibir libertad de la enfermedad.

2. Arrepentirse

«Sobre toda cosa guardada,  guarda tu corazón;  porque de el maná la vida» (Proverbios 4:23). 

«Confesaos vuestras ofensas unos a otros,  y orad unos por otros,  para que seáis sanados»  (Santiago 5:16). 

Jesús siempre sano a los enfermos y perdono sus pecados a la vez. Dios les otorga una sanidad duradera solo a los que confiesan sus pecados, se deciden a vivir centrados en Dios y renuevan su modo de pensar de acuerdo con la palabra de Dios.


3. El Perdón

Si estamos enfermos, debemos ante todo ser perdonados para tener esa paz que el perdón trae al alma.   Por eso cuando confesamos nuestros pecados,  debemos pedir al Señor que nos ayude a recordar todo lo que hemos hecho,  sean palabras,  acciones o pensamientos,  para poder confesar las faltas, sean grandes o pequeñas. 

Pueden referirse a haber entristecido a Dios,  haber causado algún daño al prójimo,  herido a amigos o familiares-  todo lo que venga a nuestra mente por el Espíritu Santo.  

Debemos pedir perdón por todos los errores y recibir la plena seguridad de que si hemos sido perdonados.  Además tenemos que perdonar los errores de los otros. Jesús le dijo a Pedro que debía perdonar a su prójimo setenta veces siete.

Tenemos que perdonar a nuestros semejantes en el nombre de Jesucristo por mucho que eso nos cueste.  Nuestro primer deber es obedecer el mandamiento de Dios y después forjar una relación amable con aquellos a los que perdonamos. 

La primera condición para que Dios responda a nuestra oración es perdonar las ofensas hacia nosotros. No es en absoluto fácil perdonar las ofensas de los demás,  pero así como hemos sido perdonados por Dios y por otras personas,  también es nuestra responsabilidad perdonar a nuestros semejantes.  

No importa cuan difícil sea,  eso debe ser hecho mediante nuestra mente,  nuestras palabras y nuestra acción.  Necesitamos pedir la ayuda del Espíritu Santo para cumplir ese deber.

4. La fe

Otra de las condiciones de recibir la sanidad divina es la fe.  

Santiago 5:15 «Y la oración de fe salvara al enfermo,  y el Señor lo levantara;  y si hubiere cometido pecados,  le serán perdonados.» 

«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera,  la convicción de lo que no se ve» (Hebreos 11:1). 

Hay dos clases de fe.  Una es la humana,  la otra que viene por el Espíritu Santo es sobrenatural.  Produce milagros.  –Si puedes creer,  al que cree todo le es posible.   

La palabra de Dios esta llena de innumerables milagros y sanidades,   que Jesús hizo mientras estuvo en la tierra. 

El mismo Jesús que estuvo hace más de 2,000 años,  es el mismo Jesús que vive en los corazones de todo aquel que lo ha aceptado como Señor y Salvador de su vida y si crees al que cree todo le es posible.  

3 Juan:2  «Amado,  yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas,  y que tengas salud,  así como prospera tu alma.»  

He querido compartir esto con ustedes,  espero que sea de mucha bendición para su vida y que el nombre de Nuestro Señor Jesucristo sea exaltado y glorificado.   


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