Devocional Cristiano – La Mano de Dios..

Devocional Cristiano – La Mano de Dios.

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Así y todo, Dios no dejó desamparado a su pueblo:

"Entonces el Señor hizo surgir caudillos que los libraron del poder de esos invasores. Pero tampoco escucharon a esos caudillos, sino que se prostituyeron al entregarse a otros dioses y adorarlos. Muy pronto se apartaron del camino que habían seguido sus antepasados, el camino de la obediencia a los mandamientos del Señor. Cada vez que el Señor levantaba entre ellos un caudillo, estaba con él. Mientras ese caudillo vivía, los libraba del poder de sus enemigos, porque el Señor se compadecía de ellos al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían. Pero cuando el caudillo moría, ellos volvían a corromperse aún más que sus antepasados, pues se iban tras otros dioses, a los que servían y adoraban. De este modo se negaban a abandonar sus malvadas costumbres y su obstinada conducta.

Por eso el Señor se enfureció contra Israel y dijo: "Puesto que esta nación ha violado el pacto que yo establecí con sus antepasados y no me ha obedecido, tampoco yo echaré de su presencia a ninguna de las naciones que Josué dejó al morir. Las usaré para poner a prueba a Israel y ver si guarda mi camino y anda por él, como lo hicieron sus antepasados". Por eso el Señor dejó en paz a esas naciones; no las echó en seguida ni las entregó en manos de Josué" (Jueces 2:16-23).

¿Qué tiene esta historia que ver con esos pecados de los que no logramos librarnosí Mucho: debido a la desobediencia del pueblo judío, Dios decidió dejar algunos de los pueblos que habitaban en la tierra prometida antes de que ellos llegaran. ¿Para qué? Para probarlos. A través de su relación con ellos, se evidenciaba su relación con Dios. Mientras más se dejaban influir por ellos (en vez de ser ellos quienes influyeran, llevando luz), más lejos de Dios se encontraban. Es decir, su relación con ellos era un espejo invertido de su relación con Dios.

¿Por qué no te detienes un momento para pensarlo así en tu vida?
Piensa el grado de cercanía en tu relación con Dios, en comparación con el grado de contaminación que ese mal hábito te provoca. ¿Te das cuenta? Mientras más cerca estás de Dios, más lejos de ese hábito, al punto que ni piensas en él, y mientras más cerca estás de ese pecado, más lejos estás de Dios, al punto que ni siquiera le hablas o te acuerdas de Él. ¿Puedes identificar momentos en tu vida en que esto se haya dado así?

¿Lo entiendes ahora? Dios no lo "quita de en medio", para probarnos. Pero no para que Él sepa cuánto lo amamos (Él ya lo sabe), sino para que nosotros nos demos cuenta de cuánto nos importa.

¿Significa esto que nunca podremos vencer este pecado? Claro que no. De hecho, así como "sólo cuando Israel se hizo fuerte pudo someter a los cananeos a trabajos forzados", nosotros al crecer en nuestra relación con Dios también podremos terminar con ese mal hábito, aunque como los isrealitas "nunca podamos expulsarlo del todo" (Jueces 1:28). Es que si no, nos olvidaríamos de lo que Dios hizo por nosotros…

Lo que sí es cierto, es que siempre estaremos luchando con algún pecado. En cuanto venzamos a nuestro gigante, y empecemos a estar orgullosos de ello, algún otro aparecerá. La vida de David es un gran ejemplo de eso.

¿Cuál es, entonces, la actitud a tomar? Arrepentirse
, rechazar la culpa y tratar de cambiar de actitud, pero confiando en la gracia de Cristo que cubre nuestras faltas, por más groseras nos parezcan. Y tener siempre presente que la relación con ese pecado que parece que nunca podremos vencer, no es más que un espejo invertido de nuestra relación real con Dios.

Señor, gracias por tu Palabra. Gracias por dejar una muestra tan evidente del estado de mi relación contigo. Perdóname por no estar mejor. Ayúdame a vencer a mis gigantes. Gracias porque en Cristo sé que tengo la victoria. En el nombre de Jesús, amén.

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