el-mal-que-no-quiero-biblia
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago

El Bien que quiero o el mal que no quiero

Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado. Romanos 7:19,24-25  

Pablo estaba enfrentando una situación difícil, él tenía una debilidad, algo con lo que luchaba constantemente. Él notaba que su carne era débil, y esto no le gustaba porque no hacia el bien que quería hacer.

¡Cuántas veces nos pasa lo mismo! ¡Cuántas veces has querido hacer las cosas bien y cuando te das cuenta has hecho todo mal! ¡Todo al revés! Y le preguntas a Dios: ¿Por qué lo hice, si en mi corazón, mi anhelo es hacer tu voluntad?

¡La solución está en hacer MORIR las obras de la carne! Uno debe morir a su propia carne. Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Romanos 8:13 Y me ha dicho:

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12:9-10

¡Esto es hermoso! Dios te dice: ¡YO ME HAGO FUERTE EN TUS DEBILIDADES!

¡Aquello con lo que yo no puedo, Dios sí puede! ¡Muchas veces oramos pidiendo a Dios que nos de: dominio propio, paz, amor para con aquellas personas que no podemos ni ver, gozo aún en los momentos malos, y muchas cosas más! ¡Pero te tengo una noticia! ¡Ya tienes todo eso!

Muchas veces tu carne actúa como una cortina que no deja ver las cosas hermosas que Dios depositó en ti. Lo único que debes hacer es quitar esta cortina.

Dios te dice: «Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos». Salmos 32.8

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí