La Sal y la Luz del Mundo En la Biblia

La Sal y la Luz del Mundo: Transformando El Mundo

«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa» (Mateo 5:13-15).  

El mundo es evidentemente un lugar oscuro, con pequeña o ninguna luz de sí propio, siendo necesaria luz externa para alumbrarlo. Es verdad que «su iluminación es muy comentada» pero la mayor parte de la luz ostentada es, en la realidad, obscuridad.

El mundo también manifiesta grande inclinación a deteriorarse cada vez más. Es insípido y la idea de que se pueda volver sabroso para Dios es casi imposible. Solo alguien foráneo puede salarlo.

La iglesia, por otro lado, aparece en el mundo con un doble papel: como sal para interrumpir — o por lo menos para dificultar — el proceso de decadencia social, y como luz para dispersar la obscuridad. Cuando nosotros miramos las dos metáforas más de cerca, nosotros vemos que ellas son deliberadamente expresas a fin de ser paralelas una a otra.

En ambos los casos Jesús primero hace una afirmación: «Sois la sal de la tierra», «Sois la luz del mundo». Entonces él añade: la sal debe retener su salinidad, la luz debe tener permiso para brillar. La sal para nada sirve si pierde su salinidad y la luz para nada sirve si es escondida.

La tarea del cristiano en este mundo es hacerlo aceptable para el Señor. Con sus actitudes santas y amorosas él transforma el ambiente en que vive, haciendo que las tinieblas desaparezcan y la luz de la presencia de Cristo ocupe su lugar.

El deterioro causado por la mentira, por el engaño, por la prostitución, por la avaricia, por el egoísmo y por tantas actitudes que entristecen el corazón de Dios necesita ser refrenada por la presencia de la sal en los cristianos que, por la presencia del Espíritu en sus vidas, transformará la obscuridad en grande claridad.

¿Cree que su vida ha transformado el mundo en que usted vive?

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