Estudios Bíblicos – La fortaleza de la malicia

Estudios Bíblicos – La fortaleza de la malicia

Donde la malicia sobra, falta el entendimiento

La inocencia de unos es malicia de otros

La malicia es una fortaleza espiritual de maldad y tiene relación con la desconfianza, es decir que el que tiene malicia, prefiere pensar de con picardía y astucia: «Entonces  se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritasí Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron. Mateo 22: 15- 22.

El malicioso no ve al pecador contrito y arrepentido sino a sus deslices y pecados, no ve la lucha del pecador penitente contra el tropiezo sino la tentación que hay en él producto de su carnalidad y del entorno físico y espiritual en el que sucumbe. El malicioso usualmente no  es compasivo como Jesús; un buen ejemplo de estos maliciosos fueron los fariseos que utilizaban esta estrategia para mantener en una dictadura religiosa al pueblo de Israel.

La Biblia nos menciona que el corazón del hombre siempre tiende hacia lo malo desde su juventud.  Será porque somos educados por gente que a pesar de sus buenas intenciones combina las buenas normas de conducta con la malicia aprendida de sus propios maestros. Por más que trates de enseñar a tu pequeño infante el tema de sus sexualidad de una manera pura y sin complejos personales, otros se encargarán (pueden ser otros pequeñitos como él) de agregarle malicia como condimento para volver algo natural en algo morboso y sucio.

Nuestros pensamientos antes de llegar a los pies de Cristo fueron contaminados con maldad, es por ello que muchos cristianos no pueden crecer pues hay malicia en su corazón, malicia que pervierte sus relaciones con otros hermanos, malicia que enturbia el conocimiento que va adquiriendo en sus primeros pasos de fe, malicia que se desarrolla como la cizaña que hacen crecer y crecer otros maliciosos que no ven que el problema está en su corazón y no en la paja del ojo de sus hermanos, malicia que corre y se esparce en los pasillos y provoca que haya  peligro de apartarlo totalmente de Dios.

La tendencia de la malicia lleva hacia la desobediencia e impide entrar en el reposo de Dios, la persona busca hacer su voluntad y no se deja guiar por el Espíritu Santo ni por consejo.   La malicia se puede manifestar a consecuencia de la envidia, en ello vemos a los hermanos de José.  Una mente y conciencia corrompidas hace que la persona no vea nada con pureza, por ello necesita renovar su forma de pensar, dejando atrás pensamientos antiguos como venganzas, rencor o resentimiento hacia alguien. La malicia no tiene nada de bueno, no se puede disfrazar este veneno del diablo con buenas intenciones, hay que erradicarla de nuestras mentes, echarla fuera de nuestras relaciones, no darle permiso si viene disfrazada en frases de exhortación, chismes, juicios, o hasta motivos de oración.  Simplemente la malicia no debe ser aceptada, porque siempre vendrá acompañada de orgullo, bajas intenciones, burla, hipocresía, mentira, difamación, violencia, ingratitud, envidia, arrogancia, calumnias y odio.

Oración contra la fortaleza de la malicia

Padre amado

Tu Palabra dice que quien se conduce con integridad, anda seguro, pero el que es malicioso, será descubierto, Señor, yo no quiero que mis pensamientos sean contaminados, que la necedad y la ira me dominen, que mi boca hable burlonamente y me dedique a juzgar a los demás, te pido que pongas un yelmo de santidad en mi cabeza para que la influencia del maligno no contamine mis intenciones, quiero hacer todo guiado por ti.

Padre ahora entiendo que son las malignidades de nosotros las que nos separan de ti.  Son estos pecados los que te llevan a ocultar tu rostro para no escucharnos. Hemos ofendido  al Espíritu Santo. Perdóname Padre, ahora abandono toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Renuncio a la malicia, a la burla, picardía, hipocresía y crítica, y más bien te pido Espíritu Santo que me enseñes a ser compasiva  y  a perdonar como tú me perdonas a mí en Cristo Jesús.

No permitas que mi boca me haga pecar, que yo no hable mal de nadie, conviérteme en un agente de paz,  demostrando plena humildad en mi trato con todo el mundo.  En otro tiempo también yo era necia y desobediente. Estaba descarriada y era esclava de todo género de pasiones y placeres. Vivía en la malicia y en la envidia. Era detestable y podía odiar a mis enemigos. Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios mi Salvador, él me salvó, no por mis propias obras de justicia sino por su misericordia. Me salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre mi vida por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Por todo esto Padre, abandono la malicia, y me deshago de la vieja levadura para ser una masa nueva, un pan sin levadura, porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado, enséñame a andad en  la sinceridad y la verdad.  Amén.

Citas Bíblicas sobre la malicia

Salmo 73:1-10 «Esos malvados. Ellos no tienen ningún problema;  su cuerpo está fuerte y saludable. Libres están de los afanes de todos;  no les afectan los infortunios humanos.  Por eso lucen su orgullo como un collar,  y hacen gala de su violencia.  ¡Están que revientan de malicia,       y hasta se les ven sus malas intenciones! Son burlones, hablan con doblez,  y arrogantes oprimen y amenazan.  Con la boca increpan al cielo, con la lengua dominan la tierra. Por eso la gente acude a ellos  y cree todo lo que afirman.»

Salmos 139:20 ¡Esos que con malicia te difaman y que en vano se rebelan contra ti!

Proverbios 10:9-11  Quien se conduce con integridad, anda seguro;  quien anda en malos pasos será descubierto.  Quien guiña el ojo con malicia provoca pesar; el necio y rezongón va camino al desastre. Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca del malvado encubre violencia.»

Isaías 59:2-5 Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios.  Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar.  Ustedes tienen las manos manchadas de sangre       y los dedos manchados de iniquidad.  Sus labios dicen mentiras;  su lengua murmura maldades. Nadie clama por la justicia, nadie va a juicio con integridad.  Se confía en argumentos sin sentido,       y se mienten unos a otros. Conciben malicia y dan a luz perversidad.  Incuban huevos de víboras       y tejen telarañas.  El que coma de estos huevos morirá;  si uno de ellos se rompe, saldrá una culebra.»

Romanos 1:28-30 «Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer. Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres»

Efesios 4:30-32 «No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo»

Colosenses 3:7-9 «Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas. Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios»

Tito 3:2-6 «A no hablar mal de nadie, sino a buscar la paz y ser respetuosos, demostrando plena humildad en su trato con todo el mundo.  En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros. Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

1 Corintios 5:7-11 Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado. Así que celebremos nuestra Pascua no con la vieja levadura, que es la malicia y la perversidad, sino con pan sin levadura, que es la sinceridad y la verdad.  Por carta ya les he dicho que no se relacionen con personas inmorales. Por supuesto, no me refería a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salirse de este mundo. Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer.

Martha Vílchez de Bardales

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