DEVOCIONAL – EL DESEO DE SERVIR

devocional-mujer_orandoDEVOCIONALES – DESEO DE SERVIR A DIOS

«Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y se puso a servirles.» Marcos 1:31 (NVI)

Jesucristo había tenido un día muy largo. Había estado en la sinagoga hablando del Reino de Dios y presentándose con las credenciales de Mesías que el pueblo estaba esperando desde hacía cientos de años. Después que salió a primera estrella, cuando el día de reposo se daba por concluido, una multitud de enfermos se acercaron donde estaba. Todos querían su toque sanador. Para cada enfermo era su momento único y especial. Pero para Jesucristo era una larga fila de necesidades para resolver.

Y aunque jamás dejó de ser Dios, también era un ser humano. El esfuerzo de hablar, escuchar, contener y sanar desgastaba física y emocionalmente. Así que cuando se fue el último de los enfermos Cristo estaba muy cansado. Solo quería un rato de tranquilidad y descanso. Viendo esto, Pedro lo invita a su casa para comer algo. Había sido un día muy largo. Cuando llegan a la casa para relajarse y cenar, Jesucristo se entera que la suegra de Pedro estaba enferma con fiebre. Tan enferma estaba que no podía levantarse de la cama.

No era un caso de vida o muerte, su enfermedad podía esperar hasta el día siguiente. Sin embargo, Jesucristo se acercó a donde estaba la mujer, la tomó de la mano y la sanó. La temperatura bajó al instante, los dolores cesaron. Ella quedó completamente recuperada. Sus ¡Gracias! despertaron en el Maestro una sonrisa de satisfacción y sus ojos se iluminaron una vez más con el placer de haber ayudado a otro. Pero el cansancio continuaba.

La suegra de Pedro se dio cuenta. Estaba feliz por la ayuda que Cristo le había dado, estaba agradecida por el favor recibido, y por eso apenas se levantó preparó la mejor comida que pudo, le buscó el almohadón más cómodo que tenía para que Jesucristo descanse y se dispuso a servirles de la mejor manera. De la cama al living. Su accionar fue motivado por lo que sentía. Y su sentimiento fue motivado por su pensamiento. Entendió que el Maestro había hecho algo por ella, y quería corresponderlo.

Hoy nos falta es la sincronización del pensamiento, deseo y acción que tuvo la suegra de Pedro. Estamos pensando en otras cosas.

REFLEXIÓN DEVOCIONAL — ¿Tenés el deseo de servir a Cristo? Piensá para actuar bien.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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