¿QUÉ ES LA IGLESIA?, ¿TAL COMO ERA AL PRINCIPIO? Y, ¿CUÁL ES SU ESTADO ACTUAL?

¿QUÉ ES LA IGLESIA?,

¿TAL COMO ERA AL PRINCIPIO? Y, ¿CUÁL ES SU ESTADO ACTUAL?

 

Podemos considerar a la Iglesia bajo dos puntos de vista. Primero, es la formación de los hijos de Dios en un cuerpo unido a Cristo Jesús ascendido al cielo, el hombre glorificado; y esto, por el poder del Espíritu Santo. En segundo lugar, es la casa o habitación de Dios por el Espíritu. El Salvador se dio a sí mismo, no solamente para salvar perfectamente a todos los que creen en Él, sino también para reunir juntos en uno, a los hijos de Dios que estaban esparcidos por todas partes. Cristo llevó perfectamente a cabo la obra de redención; habiendo ofrecido un sacrificio por los pecados, Él está sentado a la diestra de Dios. Porque por una sola ofrenda Él ha purificado para siempre y perfectamente a aquellos que son santificados: de lo cual también el Espíritu Santo nos da testimonio, «y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones» (Hebreos 10: 17). El amor de Dios nos ha dado a Jesús; la justicia de Dios está totalmente satisfecha por Su sacrificio; y Él está sentado a la diestra de Dios como un testimonio continuo al cumplimiento de la obra de redención, a nuestra aceptación en Él, y a la posesión de la gloria a la que nosotros somos llamados. Según Su promesa, Jesús ha enviado el Espíritu Santo desde el cielo, el Consolador quien mora en nosotros quienes creemos en Jesús, y quién nos ha sellado para el día de redención, es decir, de la glorificación de nuestros cuerpos. El mismo Espíritu es, además, la prenda (las arras) de nuestra herencia.

Pero todo esto siempre sería verdad, aun cuando no hubiese una Iglesia en la tierra. Es decir, una cosa es que haya individuos salvados, hijos de Dios, herederos de gloria en el cielo; otra completamente distinta es su unión con Cristo, el ser miembros de Su cuerpo, de Su carne y de Sus huesos; y aún otra es ser la habitación de Dios por el Espíritu. Nosotros hablaremos de estos últimos puntos.

Nada hay más claro en toda la santa escritura de la verdad, que la Iglesia es el cuerpo de Cristo. No sólo tenemos la salvación por Cristo, sino que nosotros estamos en Cristo y Cristo en nosotros. El verdadero cristiano que disfruta Sus privilegios sabe que, por medio del Espíritu Santo, él está en Cristo y Cristo en él. «En aquel día», dice el Señor, «vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros» (Juan 14: 20). En aquel día, es decir, en el día cuando nosotros debimos haber recibido el Espíritu Santo enviado desde el cielo. «Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.» (1a. Corintios 6: 17).  De acuerdo con esto, nosotros estamos en Cristo y somos miembros de Su cuerpo. Esta doctrina es ampliamente revelada en Efesios 1-3. ¿Qué hay allí más claro que esta palabra, «y le ha constituido cabeza sobre todas las cosas, con respecto a la iglesia, la cual es su cuerpo»? (Efesios 1: 22, 23 – Versión Moderna). Observen que este hecho maravilloso empezó, o se encontró existiendo, tan pronto como Cristo fue glorificado en los cielos, aunque todo lo que se encuentra contenido en estos versículos todavía no se ha cumplido. Dios, dice el apóstol, nos ha resucitado con Él y nos ha sentado a todos en los lugares celestiales en Él -no aún con Él, sino «en Él». Y en el capítulo 3, «misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,… para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales.» (Efesios 3: 5, 6 y 10). Continua…

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