El liderazgo del Rey David

Liderazgo Cristiano El rey DavidRey David un ejemplo de Liderazgo

«Pero Itay le respondió al rey: ¡Tan cierto como que el Señor y Su Majestad viven, juro que, para vida o para muerte, iré adondequiera que usted vaya!» 2 Samuel 15:21 (NVI)

La noticia había llegado con velocidad. Absalón, el hijo mayor del rey David se había revelado contra su padre y buscaba destronarlo por la fuerza. El pueblo seguía de buen agrado a Absalón y avanzaba con velocidad a Jerusalén. Frente a la amenaza el viejo rey tenía dos opciones. Podia quedarse y pelear o escapar. El razonamiento fue bien sencillo. Si escapo, pensó, voy a evitar el derramamiento de sangre inocente. Y decidió salir del palacio.

Apenas lo supieron sus más fieles seguidores, sus 600 soldados de elite decidieron acompañar a su líder. Eran los quereteos y los peleteos, y seiscientos guititas que lo habían seguido desde Gat. David no esperaba ese gesto. Entonces le pregunta a Itay el guitita por que razón estaban acompañando al rey. David sabía que ellos por ser extranjeros ya habían sido excluidos de su nación.

Acompañar a David era desafiar al futuro y joven rey Absalón y garantizarse una persecución y muerte a corto plazo. Se exponía al exilio, a escapar con hambre y frío. Acompañar al rey en decadencia era asegurarse un futuro perdedor y difícil de sobrellevar. Si elegía quedarse en el palacio y esperar al próximo rey, le estaba mostrando su decisión de cambio y sería valorado por Absalón.

Y contra toda lógica, este soldado fiel le da esta respuesta a su rey. ¿Por qué un hombre arriesgaría su vida y su integridad para seguir a un fracasado al exilio? La respuesta es tan simple como compleja. Porque David era un gran líder. Un hombre de convicciones profundas, de gran sensibilidad y de proyecciones claras, que siempre dejó elegir a sus dirigidos y respetó sus decisiones, que siempre valoró y alentó a los que lo seguían y nunca trato de salvar su pellejo a costa de sus seguidores.

David era un líder que inspiraba confianza, que daba ganas de seguir. No importaba a donde ni por qué. David era alguien que cuando sugería algo era seguido con absoluto compromiso. Itay no consideró importantes los riesgos que estaba asumiendo por seguir incondicionalmente a su líder.

Jesucristo es lejos, el mejor líder de la historia. Es el mejor y más absoluto ejemplo de equidad. Nadie podrá ni siquiera arrimarse a sus tobillos para compararse. Sin embargo, no logra generar en nosotros la misma fidelidad que le damos a nuestro equipo de futbol, a los estudios, a la diversión, al trabajo.

REFLEXIÓN – ¿Es Jesucristo tu líder? Demostralo

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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