Son Bienaventurados los de limpio corazón

Son Bienaventurados los de limpio corazón

Desde este blog continuamente enfatizo la importancia de creer lo correcto y ser sanos doctrinalmente. Esto, sumado a las declaraciones doctrinales, los dogmas, y cosas  semejantes hacen pensar a mas de uno que el cristianismo es un asunto de la cabeza. Es decir, algo puramente intelectual.  Sin embargo,  es un gran peligro cuando solamente asentimos intelectualmente una serie de creencias sin que lleguen estas a transformarnos. ¡El verdadero cristianismo afecta la misma esencia del ser!


«Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios» Mateo 5:8

Nosotros solemos asociar al corazón con los sentimientos tales como el amor, la pasión o el odio. Pero para la Biblia, hablar del corazón es hablar de la persona completa y se refiere a él como el centro y quien rige o gobierna la actividadhumana. Pasajes tan conocidos como Proverbios 4:23 y Lucas 6:45 aclaran más el asunto.
Por eso encontramos que hay textos que mencionan al corazón cuando se habla del aspecto intelectual:
«Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.» Salmo 19:14
«Líbrame, oh Jehová, del hombre malo; guárdame de hombres violentos, los cuales maquinan males en el corazón…» Salmo 140:1, 2
«Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones Marcos 2:8
También, al hablar de las emociones, la Biblia hace referencia al corazón:
«Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.» Salmo 51:17
«¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.» Jeremías 4:19
Para la Biblia, el corazón también es el centro de la voluntad humana:
«Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.» Salmo 119: 36
«Poned, pues, ahora vuestros corazones y vuestros ánimos en buscar a Jehová vuestro Dios; y levantaos, y edificad el santuario de Jehová Dios, para traer el arca del pacto de Jehová, y los utensilios consagrados a Dios, a la casa edificada al nombre de Jehová.»  1 Crónicas 22:19
Bíblicamente el corazón abarca tanto el intelecto como las emociones y la voluntad del hombre. Es como una fuente del cual fluyen todas sus actitudes, acciones y todo lo demás.
Es de notar que la sociedad actual culpe el crecimiento de la maldad a muchos aspectos externos como la falta o mala educación, el ambiente, y cosas semejantes. Los cuales, aunque son importantes, no son la raíz del problema.
La Palabra de Dios nos dice que el problema del hombre radica en el centro de su mismo ser. ¡El problema se encuentra en su corazón! Este es el mensaje del evangelio, el hombre no necesita un mero cambio en lo externo sino uno radical, interior y espiritual.
Pongamos esta enseñanza de Jesús en su contexto histórico, en aquella tierra y lugar donde los fariseos enseñaban y enfatizaban solamente la pureza externa. ¡Toda su adoración a Dios constaba de actos externos y la purificación era ceremonial! Dios mismo podía decir «este pueblo de labios me honran, pero SU CORAZÓN está lejos de mí».
A la luz de todo esto, y contrastando totalmente, Jesús afirma que los que verán a Dios son los puros de corazón. El cristianismo no es una simple religión con sus propias creencias, es mucho más que eso. Es una relación íntima con Dios a través de Jesucristo.

Un corazón limpio significa una vida sin doblez

Nos habla de tener un corazón sin divisiones. De hecho, el vocablo traducido«limpio» es lo opuesto a lo que Santiago 1:8 llama «doble ánimo», lo cual significa un corazón dividido entre las cosas de Dios y las cosas del mundo.
Jesús habla aquí de un corazón sin mezclas y no adulterado, donde hasta las motivaciones son puras. Tanto para con Dios como para con los hombres, el discípulo de Cristo es transparente y sin hipocresía, no tiene nada que ocultar. Posee un corazón íntegro. Esto es algo que no hace una religión, sino el estar relacionados con el Creador de una manera significativa.
Bien podría alguien fingir en público que es un cristiano fiel, cuando en realidadguarda pecados ocultos como inmoralidad, avaricia, rencores… El doblez de vida rebela que no existe en él temor de Dios sino que está más preocupado por su reputación ante los demás. Su meta es «parecer » mientras que el Señor enfatiza el «ser».
Lamentablemente hay mucho de esto hoy. Es una trampa el creer que no importa nuestra forma de vivir o cuales son nuestras motivaciones incluso para «servir a Dios».
Que ante tales peligros y tentaciones nosotros podamos clamar junto con David en el Salmo 51:10

«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.»

Un corazón limpio significa pureza en cuanto al pecado

El corazón es la fuente de la conducta moral. Jesús dijo que «del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias…» en Mateo 15:18, 19.
Es verdad que aún no hemos sido perfeccionados por completo y que en nuestra defección hay altas probabilidades de tropezar y pecar ocasionalmente. Pero el verdadero discípulo de Cristo no se contenta ni es indiferente a ello, sino todo lo contrario: Se esforzará sin trucos ni artificios en agradar a Dios y glorificarle con toda su vida.. Sabe que «sin santidad nadie verá al Señor» (Hebreos 12:14)
Como hemos dicho, el corazón encierra todo el ser, y un corazón limpio en última instancia es cumplir el primer gran mandamiento:
«…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza.»  Marcos 12:30


Su bienaventuranza:  verán a Dios

Esta bienaventuranza tiene un cumplimiento tanto presente como futuro. Gozan ahora la presencia del Señor en cada aspecto de su vida. Pueden ver a Dios obrando en cada circunstancia, sentir que está cerca y presente. También detrás de cada una de las bendiciones recibidas.
Sin embargo, nada se compara a cómo será en el futuro: los de corazón limpio, verán a Dios.

La Biblia dice que es Dios quien hace la obra en cada uno de nosotros, y que Él mismo la llevará a su fin. Pero a la vez, nos hace responsables de buscar cada día más y más la santidad y un corazón sin compartimentos.
No es nuestro llamado el  permanecer pasivos en esta obra, sino a tomar la acción. ¿No es suficiente motivación semejante bienaventuranza?

«Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios»
«Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? 
¿Quién morará en tu monte santo? 
El que anda en integridad y hace justicia, 
 Y habla verdad en su corazón…» 
                                       Salmo 15:1, 2 
Publicado por César Darío Sánchez en Vive y permanece para siempre. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

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