La Comunión en la Vida Cristiana

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comunion-con-Dios-vida-cristianaLa Comunión en la Vida Cristiana

Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. 1 Juan 1:6 (NVI)

En estos tiempos, he observado como los cristianos solemos acomodar nuestra intención de fidelidad a nuestra conveniencia. Nos autodenominamos cristianos fieles a Dios y proclamamos que amamos a Jesucristo. Solo basta escucharnos cantar un domingo, para comprobar lo fácil que lo decimos. Y hasta parecemos sinceros. Nos comprometemos a mantener la obediencia y la santidad, a amar a Cristo más que a todas las demás cosas.

Pero una vez terminado el culto, volvemos a casa y retomamos la habitual rutina. Nos sacamos el traje de cristiano y volvemos a nuestras costumbres cotidianas. El lunes ya dejamos de orar, y aguantamos hasta el siguiente culto sin leer la Biblia como quien aguanta la respiración mientras nada por debajo del agua para llegar al borde de la pileta.

Y esta rutina de engaño, revela que en realidad, no somos tan buenos cristianos. Y que en realidad, en lugar de conocer verdaderamente a Dios, y de disfrutar de su Presencia, estamos muy lejos de tener comunión con nuestro Padre Celestial, de pensar con la mente de Cristo y de tener la plenitud del Espíritu Santo. Eso explica el por qué de tantos pecados y errores y malas decisiones.

No alcanza con asistir a un culto en la iglesia o leer el devocional para garantizarnos una comunión íntima con Dios. Llegara conocer a Dios demanda mayores exigencias. Requiere de una afinidad cotidiana y permanente con Dios. Lejos de esto, vemos a los mandamientos como una carga, y nos parece que Dios demanda demasiado de nosotros cuando reclama santidad. Argüimos que eso nos coarta nuestra libertad personal y nuestro libre albedrío.

Cuando en realidad, con nuestra actitud distorsionamos la Gracia de Dios. Elegimos caminos que nos parecen derechos pero que su fin es camino de muerte. Decidimos dándole la espalda a Dios y equivocándonos para lograr un poco de diversión o deleite. Vendemos nuestra santidad por un ratito de placer, sin comprender que cada pecado es una bofetada a la santidad de Dios. Y que nos corta nuestra comunión con Él.

Independientemente de cómo creas que estás, ¿Qué es lo que piensa Dios de tu comunión diaria? ¿Te puede catalogar como un buen cristiano? ¿Está satisfecho Dios de la manera que te comunicás con Él, de la forma en que lo obedecés y vivísí

REFLEXIÓN – ¿Tenés comunión?

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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