¿Cómo debemos responder a los ataques contra la Biblia?

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ataque-a-la-santa-biblia¿Cómo debemos responder a los ataques contra la Biblia?

Muchos en nuestro tiempo ponen en duda la autoridad de la Palabra de Dios. Dejan de lado ciertos pasajes y cuestionan muchos otros. ¿Cómo debemos responder a tales ataquesí

Al decir de Carlos Spurgeon, «Tratar de defender la Palabra de Dios es como tratar de defender un león… no necesita defensa alguna.» Confiadamente podemos seguir el ejemplo de hombres de Dios a través de la historia y reconocer con ellos la autoridad de la Biblia.

Cristo mismo reconoció las Escrituras como Palabra de Dios. Cuando Jesús citaba pasajes del Antiguo Testamento, muchas veces optaba por aquellos supuestamente controversiales o difíciles de creer. Y lo hacía con el objeto de reafirmar su exactitud histórica. Jesús hizo referencia a la historia de la creación (Mateo 19:4-6; Marcos 10:2-9; 13:19), a Noé y el diluvio (Mateo 24:36-39; Lucas 17:26-27), y a Lot y la historia de Sodoma y Gomorra (Mateo 10:15; Lucas 10:2; 17:28-30).

Jesús incluso mencionó la historia de Jonás (Mateo 12:40-41; 16:4) según la relata el Antiguo Testamento. Hay quienes se burlan de esta historia diciendo que es un «cuento de hadas» o un relato para niños. ¿Por qué? Porque de acuerdo al conocimiento que ellos tienen de la ciencia, aseguran que es imposible que una ballena se trague a un hombre para luego vomitarlo a los tres días.

Pues bien, ante todo la Biblia no dice que Jonás fue tragado por una ballena sino por un gran pez (Jonás 1:17). Pero lo que es aun más importante, el hecho histórico está registrado en la Biblia y Jesús dijo que en verdad sucedió. Si El lo creyó, ¿acaso no debiéramos creerlo nosotros también?

Me agrada el comentario que una vez hizo Billy Graham cuando alguien usó la historia de Jonás para «probar» que la Biblia era ficticia. Billy dijo que si Dios era Dios, entonces no sólo era posible que un pez se haya tragado a Jonás, sino que además, si Dios lo hubiera querido, Jonás se habría podido tragar al pez.

La Biblia declara sin dobleces: «Toda la Escritura es inspirada por Dios» (2 Timoteo 3:16). Lo maravilloso de esta afirmación es que lo que fue escrito por escritores sagrados, fue inspirado por Dios. Dios habló a través de esos hombres. Ellos
eran Su vocero.

Las mismas palabras de la Escritura son inspiradas por Dios. Alguien dijo: «Es tan fácil tener música sin notas o matemáticas sin números como pensamientos sin palabras». La inspiración corresponde a todas y cada una de las partes de la Biblia y a la Biblia como un todo no sólo a los «pensamientos» que las palabras comunican al lector.

Jesús declaró: «Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido» (Mateo 5:18). El garantiza hasta las más pequeñísimas partes de la Biblia.

Los padres de la iglesia también afirmaron la autoridad de la Biblia. Agustín declaró: «De modo que rindámonos e inclinémonos a la autoridad de las Sagradas Escrituras, que no pueden errar ni engañar.»

¿Por qué acobardarse ante los ataques de ciertos críticos de la Biblia? Como creyentes debemos sujetarnos a Dios y a su Palabra de autoridad. La Escritura es el estándar por el cual debemos medir todo lo demás.

Agradézcale a Dios por su Palabra. Léala. Estúdiela. Gócese en la seguridad de que la Escritura tiene autoridad divina.

Luis Palau

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