Versículos Bíblicos

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Deuteronomio 1 - Biblia Castilian 2003

Moisés recuerda a Israel las promesas de Jehová en Horeb

1. Éstas son las palabras que habló Moisés a todo Israel, al otro lado del Jordán, en el desierto, en la Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tófel, Labán, Jaserot y Di Zahab.

2. Once jornadas hay desde Horeb hasta Cades Barnea, por el camino del monte Se r.

3. En el a o cuarenta, el undécimo mes, el primer d a del mes, habló Moisés a los israelitas según todo lo que le hab a mandado Yahveh decirles.

4. Después de haber derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón, y a Og, rey de Basán, que habitaba en Astarot y Edre,

5. al lado de allá del Jordán, en el pa s de Moab, empezó Moisés a promulgar esta ley diciendo:

6. Yahveh, nuestro Dios, nos habló as en el Horeb: "Habéis morado ya bastante en este monte.

7. Poneos en marcha, levantad el campamento y entrad en la monta a de los amorreos y en todas sus cercan as, en la Arabá, en la Monta a, en la Sefelá, en el Negueb, en el litoral, en tierra de cananeos, y en el L bano, hasta el r o grande, el Éufrates.

8. Mirad: he puesto ese pa s delante de vosotros. Id y tomad posesión de la tierra que a vuestros padres Abrahán, Isaac y Jacob juró Yahveh darles, a ellos y a su descendencia después de ellos".

Nombramiento de jueces

9. Entonces os dije también: "No puedo llevaros yo solo.

10. Yahveh, vuestro Dios, os ha multiplicado y ahora sois tan numerosos como las estrellas del cielo.

11. Yahveh, el Dios de vuestros padres, os multiplique mil veces más de cuantos sois y os bendiga, como él os lo ha prometido.

12. ¿Cómo puedo llevar yo solo el peso de vosotros, vuestra carga y vuestros litigios?

13. Elegid de entre vuestras tribus hombres sabios, inteligentes e instruidos, y los pondré por jefes vuestros".

14. Vosotros me respondisteis: "Está bien lo que te propones hacer".

15. Entonces tomé a los jefes de vuestras tribus, hombres sabios e instruidos, y los puse por jefes vuestros: jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez. Puse además escribas para vuestras tribus.

16. En aquel tiempo di a vuestros jueces esta orden: "Escucharéis lo que se suscite entre vuestros hermanos y haréis justicia entre un hombre y su hermano o un forastero.

17. En el juicio no consideraréis las personas, sino que escucharéis lo mismo al peque o que al grande, no temeréis a nadie, porque el juicio es de Dios. La causa que os parezca demasiado dif cil, traédmela a m y yo la resolveré".

18. Entonces os prescrib todo lo que deb ais hacer.

Misión de los doce espías

19. Partimos del Horeb, atravesamos todo ese vasto y terrible desierto que habéis visto, nos encaminamos hacia la monta a de los amorreos, como nos lo hab a mandado Yahveh, nuestro Dios, y llegamos a Cades Barnea.

20. Os dije entonces: "Habéis llegado ya a la monta a de los amorreos, que Yahveh, nuestro Dios, nos da.

21. Mira: Yahveh, tu Dios, ha puesto este pa s delante de ti; sube, apodérate de él como te ha dicho Yahveh, el Dios de tus padres. No temas ni te asustes".

22. Entonces todos vosotros os acercasteis a m y me dijisteis: "Enviemos por delante hombres que nos exploren el pa s y nos informen acerca del camino por donde hemos de subir y de las ciudades a las que debemos llegar".

23. Me pareció bien la propuesta, y tomé de entre vosotros doce hombres, uno por tribu.

24. Ellos partieron, subieron al monte, llegaron al valle de Escol y lo recorrieron.

25. Tomaron en sus manos frutos del pa s, nos los bajaron, y nos informaron: "La tierra que Yahveh, nuestro Dios, nos da es buena".

26. Pero vosotros os negasteis a subir y os rebelasteis contra la orden de Yahveh, vuestro Dios.

27. Murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: "Porque nos odia nos ha sacado Yahveh de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos y aniquilarnos.

28. ¿Adónde vamos a subir? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón al decir: es un pueblo más grande y de mayor estatura que nosotros; las ciudades son grandes y fortificadas hasta el cielo; hemos visto también all descendientes de los anaquitas".

29. Yo os dije: "No os acobardéis ni les tengáis miedo.

30. Yahveh, vuestro Dios, que marcha delante de vosotros, combatirá él mismo por vosotros, como lo hizo en Egipto ante vuestros propios ojos.

31. Y has visto cómo en el desierto Yahveh, tu Dios, te ha llevado como un hombre lleva a su hijo, a lo largo de todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar".

32. Pero ni aun as confiasteis en Yahveh, vuestro Dios,

33. que os preced a en la marcha buscándoos un lugar donde acampar, como fuego durante la noche, para que pudierais ver el camino que hab ais de seguir, y como nube durante el d a.

Dios castiga a Israel

34. Oyó Yahveh el rumor de vuestras palabras y, encendido en cólera, juró y dijo:

35. "Ningún hombre de esta generación perversa verá la buena tierra que yo juré dar a vuestros padres,

36. excepto Caleb, hijo de Yefoné; él la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la tierra que ha pisado, porque ha seguido a Yahveh sin desfallecer".

37. Incluso contra m se irritó Yahveh por vuestra culpa, y me dijo: "Tampoco tú entrarás allá.

38. Será Josué, hijo de Nun, que está delante de ti, quien entrará. An male, porque él es quien la dará en posesión a Israel.

39. Vuestros peque os, de quienes dijisteis que servir an de bot n; vuestros ni os, que todav a no saben discernir el bien del mal, serán los que entren all; a ellos se la daré y ellos la poseerán.

40. En cuanto a vosotros, dad la vuelta y partid hacia el desierto por el camino del mar de los Juncos".

La derrota en Horma

41. Me respondisteis entonces: "Hemos pecado contra Yahveh. Subiremos y pelearemos como nos lo ha ordenado Yahveh, nuestro Dios". Tomasteis cada uno vuestras armas de combate, creyendo que os ser a fácil subir a la monta a.

42. Pero Yahveh me declaró: "Diles que no suban ni combatan, pues yo no estoy en medio de vosotros, y as no seréis derrotados ante vuestros enemigos".

43. Yo os lo dije; pero vosotros no me quisisteis escuchar, sino que os rebelasteis contra el mandato de Yahveh y tuvisteis la arrogancia de subir a la monta a.

44. Entonces, los amorreos que habitan en aquellos montes salieron a vuestro encuentro, os persiguieron como lo hacen las abejas y os derrotaron desde Se r hasta Jormá.

45. Os volv steis llorando a Yahveh; pero Yahveh no escuchó vuestro llanto ni os prestó atención.

46. Por eso tuv steis que permanecer tanto tiempo en Cades, todo ese tiempo que habéis estado all.