La historia cuenta como Albert Einstein cuando trabajaba en la investigación desarrollando la ley de la relatividad general no sabía con seguridad si su teoría era cierta, pero tenía cierto temor de descubrir que lo era.
Einstein era un matemático brillante. A medida que iba descubriendo las formulas matemáticas de esta teoría se irritaba más y más. ¿Por qué era esto? Pues el motivo era que sabía cuáles eran las implicaciones de dicho descubrimiento. Su investigación no dejó duda que el universo no era estático como pensaban y querían que fuera algunos como él, sino que el universo estaba en expansión, o sea, éste se estaba haciendo cada vez más y más grande. ¿Qué quería decir esto? Pues quería decir que el universo tuvo en principio y una causa, por lo tanto, tiene un Diseñador que lo creó: DIOS.
A los pocos años el gran científico Edwin Hubble consiguió construir el telescopio más grande de la historia el cual lleva su nombre. Con ello se pudo comprobar que, en efecto, el universo está en constante expansión. Este telescopio es de una magnitud impresionante y se encuentra en el Observatorio de Mt. Wilson en California.
Einstein fue a visitar el telescopio de Hubble y comprobó por si mismo que su teoría era cierta, por lo que la relatividad general pasó a ser una ley que nadie duda. Pero incluso el gran Einstein cayó en la tentación de “enmendar” un poco los numeros para que los resultados no fueran los que no quería que fueran cometiendo así el error más grande de su vida.
Por no querer reconocer que la Biblia llevaba razón desde el principio, Einstein cometió un error matemático que ni a un chico de la primaria se le puede ocurrir: ¡El gran Einstein intentó dividir un numero por cero! ¡Imagínense hasta donde se puede caer por ser tan necio y no querer reconocer a Dios!
Tenemos, pues, pruebas científicas que el universo no se formó poco a poco, ni evolucionó, sino que fue creado tal como dice la Biblia en Génesis, en un momento, DE LA NADA, por medio de una explosión enorme que la llaman el Big Bang. Antes de esta explosión en la que todo apareció instantáneamente no había nada de nada.
Hebreos 11:3
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Salmo 33:6
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejercito de ellos por el aliento de su boca”.
Génesis 1:1
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.
Por tanto aunque estos ateos critiquen nuestra fe por no estar basada en “hechos” sino en la Biblia, nosotros conocemos personalmente al Autor de la Fe y de la Biblia, y con eso basta. Sabemos que lo que Él diga es la verdad, y aunque no tengamos pruebas en ese momento sabemos que las pruebas aparecerán después, en Su tiempo. Esto ha pasado ya numerosas veces y sin duda volverá a pasar. Nosotros seremos recompensados por confiar en Jesús nuestro Salvador porque sabemos en Quién hemos creído y sabemos que Su Palabra NUNCA falla.
Santa Biblia, vs. Reina Valera
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