El Gran Dios Salvador.

ManitasDe tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.Juan 3:16.

El Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.1ª Juan 4:14.

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Ya en el Antiguo Testamento Dios se presentó como el Dios salvador: “No hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí” (Isaías 45:21). Muchos siglos después, el apóstol Pablo afirmó: “Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1ª Timoteo 2:3-4). La gracia de Dios, que apareció en la persona de Jesús, trae la salvación a todos los hombres (Tito 2:11); y el alcance de esta salvación es suficientemente grande para liberar a todos los que la desean.

Lo único que podemos hacer es confesar a Dios nuestra culpabilidad. “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia” (Tito 3:4-5).

El deseo de Dios de alejar de la perdición eterna a los hombres pecadores y culpables tiene su origen en la eternidad pasada, y extiende sus consecuencias a la eternidad futura.

Dios no sólo quiere salvar a los hombres de la perdición eterna, sino también asegurarles la vida eterna, es decir, una feliz relación con Dios y con su Hijo Jesucristo. Y esta nueva vida ya la tenemos, pues el “que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36). Pero en el más allá, reunidos en la casa del Padre como sus hijos, disfrutaremos perfectamente esta vida sin sombras ni obstáculos.


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