1 Corintios 3:21 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Viene ahora una exhortación a no sobrevalorar a los predicadores y maestros de que disponían los fieles de Corinto.

1. «Así que, ninguno se jacte en los hombres», dice Pablo (v. 1Co 3:21). Dos detalles son dignos de observación en esta frase: (A) Hóste es una conjunción que señala una conclusión fuerte en vista de lo que precede: «Por consiguiente, etc.». (B) En la cita del Sal 94:11, el apóstol ha cambiado por «sabios» el «hombres» de los LXX (Adán en el hebreo). Sin duda, lo ha hecho para conservar el paralelismo con el lugar de Job 5:13; pero ahora (v. 1Co 3:21) vuelve a decir «hombres», con relación a lo que sigue. Estas observaciones son de suma importancia, pues nos llevan a la conclusión de que TAMBIÉN entre los líderes de las iglesias, genuinos creyentes, puede darse alguna sabiduría humana o algún detalle humano que (aun sin quererlo ellos) atraiga demasiada atención por parte de los demás hermanos de la congregación. Todo lo que no sea «la locura de la predicación» y «gloriarse en el Señor» (1Co 1:21, 1Co 1:31) puede promover «la jactancia en los hombres».

2. Pero el apóstol ahonda más, y detalla ahora lo que había ya insinuado en el versículo 1Co 3:5, para mostrar la insensatez de jactarse en un líder religioso como en alguien a quien seguir y servir como a un jefe de partido político. Por eso, continúa (vv. 1Co 3:21-23): «porque todo es vuestro». Nótese: TODO. Y comienza precisamente (v. 1Co 3:22) por Pablo, Apolos y Cefas. Aquellos mismos a quienes los corintios consideraban como líderes de distintas facciones dentro de la iglesia, no eran sino ministros de Dios puestos al servicio de la congregación, no para servirse de la congregación (comp. con Mat 20:28, donde Cristo da el ejemplo).

3. Pasa después a describir como posesiones del cristiano cosas que nadie consideraría como realmente suyas (v. 1Co 3:22):

(A) El mundo. ¿El mundo? Sí, porque si Cristo es el heredero de toda la creación (Col 1:15), nosotros somos coherederos con Él (Rom 8:17).

(B) La vida y la muerte. Para los no creyentes, la muerte es horrorosa y la vida llega a ser, para muchos, una carga insoportable; por eso, tratan de acortarla mediante el suicidio. Pero, para el creyente, la vida es Cristo, y el morir ganancia (Flp 1:21). Sólo vive en plenitud el que vive en la plenitud de Cristo (Col 2:9, Col 2:10); el que muere, duerme en el regazo de Dios y entra en el gozo de su Señor; y Dios pone un precio muy alto a la muerte violenta de los suyos (Sal 116:15).

(C) Lo presente y lo por venir. Para la mayoría de los hombres, lo presente está lleno de sinsabores, y el porvenir está lleno de temores; pero el creyente disfruta, por fe, del presente, y contempla con gozo el porvenir mediante la esperanza. Por eso, después de empezar el cap. Flp 4:1-23 de Filipenses con cierto desagrado, ante la sola mención del libro de la vida (v. Flp 4:3), Pablo exclama (v. Flp 4:4): «¡Regocijaos en el Señor siempre! Otra vez digo: ¡Regocijaos!»

4. El versículo 1Co 3:23 indica la jerarquía que existe entre los propietarios: «Vosotros (sois) de Cristo; y Cristo, de Dios». Acerca de esto, es menester tener en cuenta dos cosas:

(A) La idea aquí expresada es que los corintios no eran propiedad de ningún líder eclesiástico (refuerza lo dicho al comienzo del v. 1Co 3:22), sino de Cristo; todos y cada uno de los miembros de la Iglesia tienen un solo Señor (Efe 4:5): Jesucristo. Pero esto no quiere decir que Jesucristo no nos pertenezca, como si no fuese posesión nuestra (v. Mat 20:28), sino que es una posesión que sobrepasa, en dignidad, señorío y poder, a todos los que lo poseen, incluidos los líderes, de quienes también es Señor único.

(B) La última frase nos convence de la subordinación del Hijo al Padre; y eso, no sólo como hombre (v. el comentario a 15:28). Dice Hodge: «Las Escrituras hablan de una triple subordinación de Cristo. 1. Subordinación de la segunda persona de la Trinidad a la primera en cuanto al modo de subsistir (es decir, de existir como persona, nota del traductor ) y operar … 2. Subordinación voluntaria del Hijo al humillarse hasta ser hallado como hombre, y hecho obediente hasta la muerte … 3. Sujeción económica (es decir, funcional, nota del traductor ) u oficial … Es decir, subordinación del Hijo de Dios encarnado, en la obra de la redención y como cabeza de la Iglesia». Ésta es, en realidad, su condición de único Mediador entre Dios y los hombres; y, precisamente, como hombre (1Ti 2:5).

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