2 Tesalonicenses 1:5 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1. El apóstol pasa a continuación (v. 2Ts 1:5) a decir que «Todo esto es prueba de que el juicio de Dios es justo y, como resultado, seréis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual sufrís» (NVI). El vocablo griego éndeigma, indicio seguro, que la NVI traduce por prueba, sale únicamente aquí en todo el Nuevo Testamento. La dificultad está en hallar qué es lo que prueba que el juicio de Dios es justo. J. Leal, al seguir a Lightfoot, piensa que se trata de la ley de compensación: «es la acción remuneradora de Dios a favor de los buenos y en contra de los malos, pública y solemne en el día de la revelación gloriosa de Jesús» (Leal). Pero L. Morris afirma que «es parte del justo juicio de Dios usar las tribulaciones para llevar a su pueblo a la perfección». Así lo da a entender también la cláusula siguiente (v. 2Ts 1:5), que indica el objetivo de Dios: «a fin de que (gr. eis to) seáis tenidos por (o seáis hechos) dignos (comp. con el v. 2Ts 1:11) del reino de Dios (v. comentario a 1Ts 2:12), por (gr. huper) el cual sufrís». Esta última frase no significa que sufran para ganar el reino, sino que sufren por la causa del reino.

2. Después de expresar el objetivo próximo que Dios tiene en el uso de las tribulaciones acrisolar a los suyos , el apóstol pasa (vv. 2Ts 1:6-10) a describir la retribución final que justos y malvados han de obtener en el futuro juicio de Dios. Damos la traducción de la NVI, que aclara bien el sentido de estos cinco versículos: «Dios es justo y retribuirá con tribulación a los que os atribulan, y os dará descanso a vosotros que estáis atribulados, como también a nosotros. Esto ocurrirá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo con fuego llameante con sus poderosos ángeles. Él castigará a aquellos que no conocen a Dios y no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús, los cuales serán castigados con perdición eterna y excluidos de la presencia del Señor y de la majestad de su poder, en el día en que venga para ser glorificado en sus santos y admirado entre todos los que han creído. Esto os incluye a vosotros, porque creísteis nuestro testimonio». Analicemos esta porción:

(A) El versículo 2Ts 1:6 comienza con un eíper, gramaticalmente condicional, pero, como ei gue, expresión retórica que establece seguridad. No hay por qué ver en estos versículos una aplicación de la «ley del talión», sino una aplicación de la ley general de que cada uno cosecha lo que siembra (comp. con Gál 6:7); como dice J. Denney, «el castigo es la otra mitad del pecado».

(B) El reposo de que habla el versículo 2Ts 1:7 será concedido cuando Cristo vuelva. Dice Pablo que tendrán ese reposo «con nosotros» (lit.), donde la preposición metá indica claramente compañía. Se incluye, pues, a sí mismo, así como a Silvano y Timoteo, «que sabían lo que es estar bajo persecución y aprieto por su fe (1Ts 1:6; 1Ts 2:14-18)» (Ryrie).

(C) Pablo dice explícitamente que esto se llevará a cabo «en la revelación del Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder» (lit.). Esto nos indica que el apóstol se está refiriendo al mismo momento al que se ha referido en 1Ts 1:10; 1Ts 2:19; 1Ts 3:13; 1Ts 4:13-17.

(D) El «fuego llameante» (v. 2Ts 1:8, lit. llama de fuego) no designa, de suyo, el instrumento de castigo para los malos, sino algo así como el majestuoso manto con que Dios se cubre en las teofanías de cualquier contenido (v. por ej. Éxo 3:2; Isa 66:15; Apo 1:13.).

(E) La retribución de castigo es anunciada a los que no conocieron a Dios. El verbo conocer no se entiende aquí en sentido intelectual como en Rom 1:21, sino en sentido afectivo, experimental, como en 1Co 8:3; Gál 4:8. «Los que no obedecen al Evangelio» (comp. con Rom 10:16) indican un grupo más endurecido. Es cierto que el desconocimiento de Dios es siempre culpable, pues Dios nunca se dejó a Sí mismo sin testimonio para todo ser humano que tenga uso de razón, por muy nublada que esta razón esté por el pecado (v. Hch 14:17; Rom 1:18-20), pero la desobediencia al Evangelio comporta una resistencia especial a recibir el mensaje de las Buenas Nuevas del amor salvador de Dios en Cristo, lo cual es mucho más grave.

(F) El versículo 2Ts 1:9 comienza con el pronombre griego hoítines, los cuales (en el sentido de «los que pertenecen a esta clase de personas»). De ellos dice el apóstol textualmente que «pagarán como pena (lit.) eterna perdición». Pablo usa aquí el vocablo ólethron, el mismo que usó en 1Ts 5:3, donde vimos una descripción de su significado. Que esta perdición o destrucción no significa aniquilación, sino separación, se advierte por la construcción misma de la cláusula: «lejos de (gr. apó) la presencia (lit. del rostro) de Dios y de la majestad de su poder (lit. y de la gloria de su fuerza), con lo que se da a entender el cielo donde se manifiesta visiblemente la grandeza majestuosa de nuestro Dios.

(G) El versículo 2Ts 1:10 necesita especiales aclaraciones por su rara estructura.

(a) El apóstol dice que esto ocurrirá cuando venga (Jesucristo) para ser glorificado en aquel día en sus santos. La preposición griega en (también en en castellano) aparece como prefijo en el verbo ser glorificado, con lo que se pone de relieve que el Señor será glorificado en sus santos, «como si éstos fuesen un espejo que refleja algo de la grandeza de la gloria de su Señor (cf. 1Jn 3:2, cuando se manifieste, seremos como Él )» (Morris).

(b) El verbo admirar no tiene en este versículo el sentido que se le suele dar hoy día, sino el de un asombro pavoroso «que quita el aliento» (Phillips). «En los que creyeron» (lit. aoristo, de una vez por todas), el asombro dará paso a un regocijo imposible de imaginar.

(c) Después de la frase anterior, el griego original prosigue de modo abrupto: «pues fue creído nuestro testimonio sobre vosotros» (lit.), es decir, «el mensaje evangélico que, como testigos de Cristo, os confiamos». La dificultad que este abrupto paso ofrece ha sido resuelta de muy diversas maneras, pero la solución más probable, a mi juicio, es la que ofrece Lightfoot, quien ve aquí una elipsis, por lo que el texto habría de ser leído del modo siguiente: «en los que creyeron y, por tanto, en vosotros, pues nuestro testimonio fue creído por vosotros».

(d) A más de un lector extrañará ver que la expresión «en aquel día» figura colocada de muy diverso modo en las diferentes versiones. Ello se debe a que (cosa corriente en Pablo y en Juan) dicha expresión se halla, en el original, al final del versículo, de donde hay que sacarla en las versiones para que tenga algún sentido; este sentido se consigue en la NVI, lo mismo que en cualquiera otra de las versiones que están a nuestro alcance.

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