Para reflexionar…(15/08/05)
Lo Que Realmente es Importante?

«¿Que, puesí Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozare aún» (Filipenses 1:18).

Un viajante contrató un burro para llevar una pequeña carga porque estaba yendo para un lugar distante. Como el calor estaba muy fuerte y el sol brillaba intensamente, el viajante paró para descansar y busc? abrigo en la sombra del burro. Como ella solo proteg?a una persona y tanto el viajante como el due?o del burro a reivindicaban, una violenta contiende surgi? entre ellos sobre cual tendr?a el derecho de disfrutarla. El propietario dec?a que alquil? apenas el burro y no suya sombra. El viajante afirm? que al alquilar el burro alquilara también su sombra. La disputa prosigui? con palabras y agresi?n y, mientras los hombres bregaban, el burro galop? para lejos. Al contender por la sombra, frecuentemente nosotros perdemos la substancia.
Asimismo, los cristianos necesitan trabajar por la edificaci?n de otros y por la construcci?n del cuerpo de Cristo al rev?s de discutir sobre cosas insignificantes.

Muchas veces, por cuestiones peque?as y sin ninguna importancia, acabamos perdiendo nuestra paz y hasta el estámulo para seguir enfrente en la busca de nuestros sueños
e ideales de vida. Perdemos la amistad de personas que por largo tiempo estuvieron a nuestro lado y afastamonos de entes queridos simplemente porque no concordamos con situaciones que, sin esfuerzo, podr?an ser despreciadas.

Dejamos que un acto de obstinaci?n, nuestro o de alguien con quien manejamos, interfiera en nuestra relación, dictando reglas de conducta para nuestras actitudes.

Cuando nos detenemos delante de cosas insignificantes, tanto en la vida personal, como profesional o mismo espiritual, comprometemos el éxito de nuestros objetivos de victoria y
felicidad y echamos por tierra las bendiciones que el Señor tiene listo para nosotros.

Las conquistas pertenecen a Fortes y estos no pierden tiempo con cosas sin valor.

Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet
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¡Sonría, Jesus te ama!