7 de septiembre de 2005

GÉlatas 6:1-10
1 Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un esp?ritu de mansedumbre, mir?ndote a ti mismo, no sea que t? también seas tentado. 2 Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque si alguno se cree que es algo, no siendo nada, se enga?a a sí mismo. 4 Pero que cada uno examine su propia obra, y entonces tendr? motivo para gloriarse solamente con respecto a sí mismo, y no con respecto a otro. 5 Porque cada uno llevar? su propia carga. 6 Y al que se le ense?a la palabra, que comparta toda cosa buena con el que le ense?a. . . .  10 Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especial-mente a los de la familia de la fe.

Misericordia
En la pel?cula Seabiscuit, el cuento de un caballo de carrera acabado y un jockey lesionado que forman un v?nculo y llegan al pin?culo del deporte, el millonario Charles Howard comienza a buscar a un entrenador para formar su equipo de carreras. Queda intrigado con Tom Smith, un hombre conocido como «el chiflado».

Smith se gan? su reputaci?n porque era un exc?ntrico. Recog?a caballos que los demás consideraban in?tiles. La pr?ctica com?n cuando una yegua sufr?a una lesi?n grave o se volv?a incorregible era sacrificarla. Por rutina, los caballos eran usados y descartados. Pero Smith tenía un enfoque diferente.

Una fr?a tarde, Howard encontró a Smith junto a su fogata adonde se sentaba bajo las estrellas. Cerca de allí estaba pastando un caballo herido que Smith hab?a salvado recientemente.

Los hombres intercambiaros las cortesías de rigor, y Smith observ? a Howard con cautela. Rompi? el incómodo silencio con una brusca invitaci?n:

«?Tiene hambre?» Howard no tenía hambre, pero se?al? al caballo cojo que llevaba un apretado vendaje alrededor de una de sus patas. «?Qu? hay en el vendaje?»

«Ah, es ra?z de espino. Aumenta la circulaci?n», dijo Smith mientras se entusiasmaba con la conversaci?n.

«?Mejorar??»

«Ya está mejor», dijo Smith, y luego dijo, arrastrando las palabras, «Un poquito.»

«?Competir??»

Smith contestó casi de manera despreocupada «No, ese no.»

«Entonces, ¿por qué lo está curando?»

Con una insinuaci?n de incredulidad, Smith dijo: «Porque puedo hacerlo.» 

Hubo una pausa, pero Smith no hab?a terminado. «Todo caballo es bueno para algo. . . . No se desecha toda una vida sÉlo porque está un poquito golpeada.»

Palabras de verdad. En un mundo de desechables, a menudo nos podemos ver tentados a descartar a los que fracasan, los que pecan o nos defraudan. Las palabras del ap?stol Pablo nos empujan hacia un camino diferente. Restaurar. Amar. Preocuparse. Perdonar.

Al llevar «los unos las cargas de los otros» (GÉlatas 6:2), levantamos a los ca?dos de la manera en que Jesís lo hizo. Deja que Su misericordia te gu?e hoy. –WC

destino
?He estado tentado a descartar a alguien de mi vida?  ?Me he sentido como que se me ha descartado? n ?D?nde tengo que dar o recibir gracia?

en resumidas cuentas: toda persona es demasiado valiosa para que se la deseche.

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