por: yolimar gutierrez

Es fascinante recorrer la vida de uno de los apóstoles que más estragos causó en el reino de las tinieblas, al jamás darse por vencido y lograr así alcanzar la meta del supremo llamamiento.

Por supuesto me refiero al apóstol Pablo, quien con una vida irreprensible después de que Jesús se le revelara en aquel camino a Damasco, nos dejó tantas enseñanzas que aún hoy en día nos sirven para poder seguir adelante en momentos de angustia.

Quiero centrar mi colaboración en el hecho de que a nosotros los jóvenes se nos presentan demasiadas incógnitas en cuanto a nuestra propia personalidad, laberintos dentro de nuestra propia conciencia de los cuales creemos que nunca saldremos.

Mas Dios en su inmensa sabiduría inspiró a un hombre para que escribiera «Estas cosas os he escrito para ejemplo». Y es que si la juventud se encuentra en una encrucijada por no saber a donde ir aunque conozcan de Jesús, es porque la presión del mundo los inquieta a seguir sus propias costumbres y conciencias, y a juzgar a quien hace bien, porque la propia inseguridad del alma les lleva a creer que su vida es la correcta.

Pero jamás Dios se podrá equivocar, y por eso mediante la vida de Pablo podemos experimentar que aunque nuestro medio es el más hostil y el que más nos hunde (Fil. 3:12-14), Dios siempre está con nosotros ayudándonos a seguir adelante, pero lo más importante es que Jesús jamás nos abandona aunque nuestro cuerpo sufra y aunque nuestra mente no resista tanta presión, siempre esta allí mirándonos dentro de nuestro corazón para saber lo que necesitamos y anhelamos.

Sigue el ejemplo de Pablo, así como el de Cristo porque es el único ejemplo digno de seguir (1 Cor. 11:1).