Historias Cristianas ¿Tonto o Sabio?

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

El reverendo Henry Ward Beecher entró en su iglesia un domingo y encontró varias cartas esperándolo. En una de las cartas, solo había una palabra: “Tonto”. Tranquilamente y con seriedad, compartió el hecho con la iglesia de la siguiente manera: “He visto a muchos hombres escribir cartas olvidando firmar su nombre. Esta es la primera vez que abro una carta y veo que el hombre firmó su nombre olvidando escribir la carta”.

Cuando una persona no tiene una experiencia con el Señor, no puede comprender lo maravilloso que es caminar al lado del Salvador. Es una bendición que solo puede ser comprendida por aquellos que ya han tenido un encuentro glorioso con el Rey de los reyes y el autor de nuestra salvación.

”Nuestros amigos, muchas veces, se burlan de nuestra decisión por Cristo porque creen que dejamos de vivir, que perdemos la libertad y que estamos limitados a muchas “no puedo”. Lo que no perciben, precisamente porque no conocen la vida cristiana, es que cuando abrimos nuestro corazón al Señor, sí podemos hacer todas las cosas. La enseñanza de la Palabra de Dios es que “podemos hacer todas las cosas en Cristo que nos fortalece”.“Nuestros amigos, muchas veces, se burlan de nuestra decisión por Cristo porque creen que dejamos de vivir, que perdemos la libertad y que estamos limitados a muchas «no puedo». Lo que no perciben, precisamente porque no conocen la vida cristiana, es que cuando abrimos nuestro corazón al Señor, sí podemos hacer todas las cosas. La enseñanza de la Palabra de Dios es que «podemos hacer todas las cosas en Cristo que nos fortalece».

Hay personas que no pueden ser felices porque creen que la felicidad solo es posible cuando tienen muchas cosas y dinero, y así pueden disfrutar de todos los placeres que ofrece el mundo. Pero esa es la verdadera tontería. Cuando el Señor habita en nuestra vida, podemos ser felices tanto en la abundancia como en la escasez, ya ganemos mucho dinero o poco, viviendo en un apartamento frente a la playa o en una pequeña casa en el barrio.

La felicidad no es consecuencia de la abundancia de cosas que poseemos, sino de la satisfacción de tener en el corazón la presencia de Jesús, nuestro Señor y Salvador. No depende del exterior, sino de lo que está dentro de nosotros.

Paulo Barbosa

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