Leer con oración: 2 Ti. 2:22, 15; 1:14; Ef.6:17

"La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Col 3: 16)

CONSTITUIRSE CON LA PALABRA

El tema de esta semana es "Ser un vaso de honra" (2 Ti 2:20-21). Cuando estudiamos la Palabra, especialmente las Epístolas de Pablo, debemos hacerlo en el espíritu con el fin de recibirla como Espíritu y vida On 6:63). Las palabras del Señor no tienen como meta solamente que las entendamos en la mente, sino que las recibamos como vida. Por eso, cada vez que tocamos las sanas palabras, no sólo las disfrutamos sino que también nuestra vida crece mucho más. Cuando esa vida crece y transborda, no tenemos una salida distinta sino la de transmitirlas también a otros (2 Ti 2:2). De esta manera la palabra de Dios será transmitida de uno a otro, para que sean enseñados. Esperamos que sean levantadas más personas que puedan hablar por Dios. Para eso necesitamos gastar tiempo y ejercitamos en la Palabra. De la misma manera que en un ejército se hacen ejercicios, debemos aprender a manejar bien nuestra arma, la espada del Espíritu (Ef. 6: 17).

No sólo debemos ser buenos soldados, sino también atletas que participan de los juegos. Todo atleta tiene una meta. Así, cuando estudiamos la Palabra de Dios, nuestra meta no es discutir con las personas, sino tener un rico depósito de la Palabra (2 Ti 1: 14) y hacer que ella habite ricamente en nosotros (Col 3: 16). Para eso, necesitamos ser diligentes, como un labrador. Muchas veces hay la necesidad de sufrimiento para ­estudiar la palabra con diligencia. Hay que despertar más temprano para estudiada. ¿Por qué se escoge la mañana? Porque muy temprano, por la mañana, es más fácil entrar en el espíritu, pues aún no comenzamos a ser usurpados por las preocupaciones, por las tareas del día. Cuando nos acercamos al Señor por medio de la Palabra y disfrutamos Su presencia, Él también disfruta de nuestra presencia, y así crecemos en vida.

Somos semejantes a un carpintero, que traza rectamente la palabra de verdad (2 Ti 2: 15 -lit.). Cuando interpretamos la Palabra de Dios, no usamos nuestras propias palabras, sino gracias a que estamos familiarizados con ella, usamos la Palabra para interpretar la Palabra. De esa manera, todo lo que hablamos viene de la Palabra y nuestra palabra es exacta. No decimos: "El hermano fulano de tal dijo así". Debemos decir: "La Biblia dice esto, en el libro tal, en el capítulo tal y versículo tal". Pablo tuvo el gran encargo de enseñarle a Timoteo, para que todos pudiésemos tener el rico depósito de la Palabra en nuestro espíritu. Cuando la aplicamos; la palabra de Dios sale de nuestra boca.

Cuando la iglesia está en degradación, necesitamos aún más la palabra exacta de Dios. ¿Por qué se degradó la iglesia? Porque en la era de la iglesia, en este tercer período de dos mil años, que es la era del Espíritu, aún permanecemos en la esfera del alma natural, de la mente caída. Para estar en el espíritu, debemos negamos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguir al Señor. Este es el evangelio del reino. El Señor fue a la cruz y nosotros, quienes creemos en Él, estamos crucificados con Él, entonces ya no somos nosotros quienes vivimos, sino que Cristo vive en nosotros (Gá 2: 19-20).

Todos debemos experimentar realmente la muerte y la resurrección con el Señor Jesús. Así no pensaremos más en las cosas de la tierra, sino en las cosas de arriba (Col 3: 1-3). No es nada fácil negar la vida del alma. Y para eso, cada uno de nosotros debe pasar por el sufrimiento. Así, seremos vasos de honra. El Señor quiere que seamos vasos para honra. Dios quiere usarnos ahora. Por esa razón, este será el tema de la presente semana.

Pregunta: ¿Cómo puede la palabra convertirse en un suministro de vida para nosotrosí

Dong Yu Lan

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Editora Arvore da Vida

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El verdadero ministerio se concibe en el vientre del sufrimiento, nace con fatiga y con dolor, y se mece en una cruz.
Ciertamente hay un camino solitario para los que buscan andar con Dios. Pero cuando andemos con el Señor, vamos a encontrar compañia en otros que tambien conocieron el rechazo y el sufrimiento cuando  anduvieron con Dios, y aprendieron sus caminos

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