10 de octubre de 2005

Salmo 94:12-15
12 Bienaventurado el hombre a quien corriges, SEÑOR, y lo instruyes en tu ley; 13 para darle descanso en los días de aflicción, hasta que se cave una fosa para el impío. 14 Porque el SEÑOR no abandonará a su pueblo, ni desamparará a su heredad. 15 Porque el juicio volverá a ser justo, y todos los rectos de corazón lo seguirán.

Santiago 2:1-5
1 Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo. 2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, 3 y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado; 4 ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis venido a ser jueces con malos pensamientosí 5 Herma-nos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que Él prometió a los que le aman?

Líneas rectas
Las leyes y las reglas tienen que ser coherentes para que sean eficaces. Imagina lo que pasaría si un profesor de español universitario usara normas diferentes para diferentes estudiantes en la misma clase. Supón que los muchachos que tuvieran 70 ó más en un examen recibieran una A, mientras que las muchachas tendrían que sacar al menos 90 para obtener una A. ¡Ni hablar de una revuelta instantánea en el salón de clases!

¿O qué pasaría si un policía con radar estuviera patrullando en la carretera, pero sólo les pusiera multas a los conductores de automóviles deportivos rojosí Tal vez haya sido sólo una leyenda urbana, pero recuerdo haber oído hablar de un policía en una pequeña ciudad de Ohio que sólo imponía multas por exceso de velocidad a los conductores con etiquetas de Michigan ¡durante la semana del gran partido de fútbol entre Michigan y Ohio!

Pero para ser honestos, la mayoría de nosotros somos mucho más tolerantes con nuestros buenos amigos y parientes de lo que somos con los demás. No es lo correcto, pero así somos. Tenemos favoritismo.

Las líneas no siempre son rectas sobre la tierra, pero cuando se trata de la justicia de Dios, no tenemos que preocuparnos por la injusticia o el favoritismo. Él no tiene normas dobles. Debido a que Dios está a cargo, el salmista escribió: "Porque el juicio volverá a ser justo" (Salmo 94:15). Sin escalas móviles; sin torcer las reglas. . . ¡para nadie!

Un carpintero estaba cortando tachuelas para una casa que estaba construyendo. Cuando fue a clavarlas en su lugar se dio cuenta de que todas estaban un poquito torcidas. Estaba perplejo, hasta que recordó que la noche anterior, mientras limpiaba, había tirado su sierra de mesa. En efecto, le había dado un porrazo. Una vez que la realineó, los cortes volvieron a estar en ángulo recto. 

Los juicios de Dios siempre son imparciales, justos y correctos. Él es el Perfecto. Sus normas jamás se salen de la línea. Él no tiene favoritismos (Santiago 2:1-5). Nosotros tenemos que hacer lo mismo.  --DCE

destino

¿Qué cosa en el carácter de Dios hace que sus juicios sean correctosí n ¿Cuando recibí una nota injusta o cuándo me engañaron? ¿Por qué sigo recordándolo?

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