Cuando la tierra tiembla
¿Hay algo más impresionante que un terremoto? El 15 de julio de 1996, una sacudida sísmica conmovió a los habitantes de una aldea francesa. Un instante después, la gente salía enloquecida a la calle y comentaba el suceso.
En medio de esa gente presa de pánico, sólo una anciana había conservado la sonrisa. -¿Usted no ha tenido miedo, Yvonne?, le preguntó una vecina. ?No, contestó ella, más bien me regocija saber que tengo un Dios bastante poderoso como para sacudir la tierra.
En semejantes circunstancias, no es común que alguien mantenga la calma. El miedo es una reacción incontrolable cuando la tierra tiembla, sobre todo si las paredes empiezan a moverse y el suelo se agrieta. Pero un creyente es capaz de experimentar una paz profunda al darse cuenta del inmenso poder de Dios. Confía en Aquel que tiene la tierra en sus manos. Sabe que él es el Creador y al mismo tiempo el ?Sustentador?. Sin él, el equilibrio del universo no se mantendría una fracción de segundo.
Pero el Creador de los mundos también es nuestro Padre en Jesucristo. Su poder se acompaña de un interés personal por cada una de sus criaturas, especialmente por los que son hechos sus hijos. A aquellos por quienes dio su Hijo Jesucristo no les acontecerá nada sin permiso.
?Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes? (Salmo 46:1-3)
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