Paradas Que Enriquecen

«Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que hacemos» (Jueces 18:5).

Será que ya reparamos como es chistosa la forma de una paloma caminar? De acuerdo con un artículo en un diario americano, un paloma no puede ver para donde esta yendo porque no consigue ajustar el foco de su visión mientras se mueve. Él necesita tener su cabeza completamente parada para visualizar los pasos siguientes. Por eso Él anda, para, vuelve, anda nuevamente, para otra vez — y así sigue su camino.

En nuestra caminata espiritual con el Señor, tenemos el mismo problema que el paloma. Enfrentamos luchas y dificultades durante el tiempo en el que andamos con Cristo y necesitamos parar algunas veces para ajustar nuestro foco espiritual a fin de saber que posición estamos ocupando entre el mundo y la voluntad de Dios. Las paradas sirven para que nos dediquemos a la oración y sepamos lo que Dios quiere de nosotros en cada decisión a tomar en los pasos siguientes. Ciertamente, en nuestro caminar con Cristo, necesitamos construir una calidad de «paradas» que nos permitan comprender claramente el plan del Señor para cada día de nuestras vidas y así sigamos firmes rumbo a la conquista de nuestros sueños de felicidad.

Cuando pasamos largo tiempo de nuestra jornada sin consultar a Dios, la posibilidad de cometer engaños y hasta de errar el camino es muy grande. Si colocamos en práctica la costumbre de, igual sabiendo que estamos siguiendo en la dirección correcta, paremos constantemente para oraciones y consultas al Señor sobre lo que hacer a continuación, las posibilidades de equívocos y desvíos son prácticamente nulas.

El Señor quiere llevarnos por pastos verdes y aguas tranquilas. Cabe a nosotros buscar, diariamente, su orientación para disfrutar tan grande bendición .

Las paradas delante de Dios llevaran a usted más rápidamente a las victorias anheladas.

Paulo Barbosa