Si usted pasa mucho tiempo con Dios, muy pronto sentirá el deseo de querer hacer las cosas que el mundo considera sobrenaturales. Va a querer poner las manos sobre los enfermos para que se sanen; querrá echar fuera demonios; comenzará a querer lanzar problemas montañosos al mar. Es más, usted puede hacerlo, si así lo quiere.

¿Cómo? Pues, no saltando y lanzándose a "tratar" de hacer cosas sobrenaturales, sino primero obedeciendo a Dios. Haga las cosas para las cuales Él ya le ha dado poder para hacerlas.

Eso le sucedió a Moisés. Él no tenía el poder para dividir el mar Rojo, pero sí tenía el poder para extender su vara sobre el mar. Y cuando lo hizo en obediencia al mandato del Señor, el Espíritu Santo hizo el resto.

De la misma manera sucederá con usted. Cuando comience a hacer su parte, el Espíritu Santo hará la suya y las cosas sobrenaturales comenzarán a suceder a su alrededor.

¿Cuál es su parte? Alimentarse de la Palabra, orar en el Espíritu, escuchar lo que el Espíritu de Dios le dice. Al hacer estas cosas, al empezar a moverse según Dios le guíe y según las instrucciones que reciba de Él, usted empezará a moverse en lo sobrenatural de manera tan natural como el ave que vuela. No tendrá que luchar y esforzarse ni tratar de dividir el mar. Sólo confiará en el Señor, extenderá su vara, y verá los milagros.