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La Gratitud y la Alabanza a Dios

Dar Alabanzas A Dios Y Dar Gracias

«Alabaron a Dios y entonaron himnos, dándole gracias por aquella gran maravilla, de habérseles aparecido un ángel de Dios».  (Tb. 12, 21)

La dimensión de la gratitud, de la acción de gracias y de la alabanza tiene que ser rescatada siempre más en nuestra liturgia cristiana, en nuestra piedad personal.

No tengamos una actitud «comercial» delante de Dios: si me das esto te prometo aquello, Señor… Sepamos que el Padre jamás nos daría algo que no necesitamos o que nos hace mal.

Reservar un momento durante el día para agradecer por el alimento, por la salud, por la casa, por los amigos, por el propio don de la fe planifica nuestra espiritualidad.

Porque la oración tiene diversas dimensiones: la súplica, la intercesión, el pedido de perdón, pero también la alabanza, el agradecimiento tan merecido por Dios.

Sergio J. De Souza

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