Bendeciré al Señor a todas horas; mis labios siempre lo alabarán. Yo me siento orgulloso del Señor; óiganlo y alégrense, hombres humildes. Alabemos juntos y a una voz la grandeza del nombre del Señor [Salmo 34,1 -3].
Elías, postrado por el desaliento y la fatiga, abandonó la lucha y se recostó dispuesto a morir. Huía de Jezabel, temiendo por su vida, porque veía las circunstancias que lo rodeaban con una perspectiva humana, no con la de Dios, y por eso le parecía que ya no podía soportar más el peso de la carga. Pero el Señor tenía otros planes para él; quería que viviese y continuara a su servicio predicando la palabra de Dios al pueblo. El Señor le comunicó su palabra vivificante, lo levantó del sueño mortal y le dio de comer [1 Reyes 19,5 – 6]. De esa manera Dios por su palabra salvó a Elías de la muerte y le dio el alimento vital.
Prueben, y vean que el Señor es bueno. Feliz el hombre que en él confía. Honren al Señor, los consagrados a él, pues nada faltará a los que lo honran [Salmo 34,8 – 9].
El Señor prometió por medio de los profetas que el pueblo recibiría su enseñanza. Jesús dijo a los judíos que el Padre había cumplido sus promesas enviándolo a Él desde el cielo, para que ellos escucharan la enseñanza del Padre. Recibir la enseñanza de Dios consiste en escuchar y creer el mensaje de Jesús [Juan 6,45] pero el creer supone aceptar y obedecer lo que Jesús dice [Lucas 6,46-49].
¿Quieres vivir mucho tiempo? ¿Quieres gozar de la vida? Pues refrena tu lengua de hablar mal, y nunca digan mentiras tus labios. Aléjate de la maldad, y haz lo bueno; busca la paz, y síguela [Salmo 34,12 – 14].
Cuando aceptamos y obedecemos el mensaje de Jesús, pasamos de la muerte a la vida: Les aseguro que quien presta atención a lo que yo digo y cree en el que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida[Juan 5,24]. Esta es la razón por la cual Jesús afirma que todo el que cree tiene vida eterna [Juan 6,47]. Así el Padre actúa en nosotros dándonos fe para escuchar y aceptar la palabra de Jesús y despertar en nosotros la fe en su Hijo: Nadie puede venir a mí, si no lo trae el Padre, que me ha enviado[Juan 6,44].Cristo dijo asimismo a los judíos que daría su cuerpo para la vida del mundo y que ellos debían comer de su carne [Juan 6,51]. En esto vemos un paralelo con el caso de Elías. Dios salvó a Elías de la muerte comunicándole una palabra vivificante y dándole alimento. Ahora el Padre nos comunica vida espiritual a nosotros, dándonos el pan de vida que es al mismo tiempo la palabra vivificante de Dios y el cuerpo vital de Jesús.
¡¡¡Cristo amado, te damos gracias por haberte quedado entre nosotros en la Palabra de Vida que leemos en la Sagrada Escritura, tu presencia verdadera y permanente entre los humanos. Llénanos de tu gracia y tu amor!!!
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Que el Padre Dios te bendiga y te proteja, te mire con agrado y te muestre su bondad. Que el Padre Dios te mire con amor y te conceda la paz.
Protejamos nuestra Biodiversidad y el Medio Ambiente [Génesis 2,15]
Juan Alberto Llaguno Betancourt
Lima – Perú – SurAmérica
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Es esposo de la mejor mujer, padre de 2 hijos maravillosos, pastor y director de Desafío Joven. En los últimos 12 años ha trabajado con jóvenes, padres y líderes juveniles. Estudio en Rhema Bible Training Center. Su servicio con la palabra de Dios se ha extendido por más de 27 países en 13 idiomas. Es director ejecutivo y consultor de varios ministerios cristianos, desarrollando conferencias, cursos bíblicos, libros, estudios, devocionales, vídeos y recursos para la vida espiritual.