Desde que somos chicos, evitamos que nos reten. Buscamos excusas o
salidas para evitar el castigo. Cuando hacemos algo que esta mal y
nos descubren le echamos la culpa a otro. Y generalmente apelamos a
la mentira para evitar el castigo. Pero el reto es necesario.

Dicen los psicologos que el limite es salud mental, que es malo que
cada uno pueda hacer lo que quiera sin ningun tipo de restricciones.
Porque el ser humano por naturaleza, tiende a descontrolarse. Y es
como una bola de nieve, comienza muy chiquita, pero a medida que
avanza se hace mas grande, hasta que es una avalancha.

Por eso Dios es sabio cuando aplica la disciplina. El conoce nuestras
intenciones y deseos. Sabe cada acto que realizamos. No podemos
engañarlo con mentiras o excusas. Y a veces, tiene que ponernos en
penitencia, para que recapacitemos.

Lo hizo con el pueblo de Israel, que era su elegido. Cada vez que
Israel pecada y se alejaba de Dios, recibia el castigo que sus actos
merecian. Hoy Dios no castiga nuestros pecados. Es la enorme ventaja
de estar en la Gracia. El amor de Jesucristo nos cubre y beneficia.

Aun asi, Dios nos disciplina. A veces permite que estemos en
situaciones dificiles para educarnos. Son esos momentos en los que la
pasamos mal, cuando nos toca vivir dias feos, de angustia y
problemas. Cuando lo que sufrimos no es por culpa de malas
decisiones, cuando lo que nos pasa, no es por negligencia nuestra.
Esos dias tristes que queremos que terminen rapido. Pero a veces, el
problema persiste y parece que a Dios se le va la mano.

No es agradable la disciplina, pero tiene una finalidad. Dios no
desea destruirnos ni derribarnos. El desea mejorarnos. Es cierto que
preferimos pasarla bien sin sacrificios. Pero no aprendemos de esa
manera. Solo en los momentos difíciles es cuando mostramos la calidad
de cristianos que somos.

Si Dios esta trabajando en tu educacion, es porque desea algo mas de
vos. No es un castigo divino.  Es un gran privilegio que Dios te haya
elegido para una tarea superior. La disciplina es el camino para
alcanzar la meta.

REFLEXION – Hay que pagar el precio de la excelencia.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany