Estimado(a) amigo(a):

Me atrevo a decir que la mayoría de nosotros ha tenido la «desdicha» de ver, en algún punto de nuestro caminar en el Señor, como la división o «desunión» ha sido la causante de serios conflictos dentro de la iglesia.  Lamentablemente en muchos de los casos, esta ha llegado como consecuencia de nuestra pasividad o conformismo. Sentimos que hemos logrado una «estabilidad» y no nos preocupamos por mantenerla o por mejorarla.

Nuestro artículo destacado de hoy presenta una interesante reflexión que nos anima a no quedarnos «estancados» pero más bien a buscar nuevas formas de fortalecernos y consolidarnos más.

Seamos «proactivos» para gloria y honra de ¡su Nombre!.

En Cristo,

¿Y después de la unidad?…
por Miguel A. de Marco
Hemos madurado nuestro amor, el Señor nos ha desarrollado en el respeto mutuo, en el reconocimiento, y ahora… Leer todo el artículo

Setiembre 1, 2006
Ser discípulo, parte 1
Nadie se convierte en discípulo por estar merodeando alrededor de la persona de Jesucristo sin haber asumido un verdadero compromiso con él…