El principio del perdón ilimitado que propuso Jesús fue muy desconcertante para los apóstoles cuando lo oyeron por primera vez. Probablemente Pedro creyó que hacía derroche de generosidad al decir que estaba dispuesto a perdonar hasta siete veces [Mateo 18,21] porque la ley judía no exigía tanta misericordia. Lo que disponía era ojo por ojo y diente por diente[Éxodo 21,24] para que el desagravio no fuera superior al daño de la ofensa.
En realidad es razonable pensar que la enseñanza de Jesús de perdonar hasta setenta veces siete fuera inesperada pues con esto Jesús quería enseñar algo del carácter de la misericordia divina. La compasión con que el Señor perdona nuestros pecados es una manifestación de la ternura que caracteriza a Dios en su trato con la humanidad. Nosotros por nuestra parte estamos llamados a manifestar igual compasión con los demás:Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tú también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.[Mateo 18,32-33].
La misericordia es el amor de Dios que surge en nosotros cuando nos vemos frente a un dolor o sufrimiento grave; demostramos compasión y ternura cuando dejamos que el amor de Dios nos impulse a asistir a los necesitados. La necesidad tiene muchas formas, como pobreza, hambre, falta de techo o abrigo, soledad, depresión o inseguridad. Cuando vemos al prójimo en estas condiciones, deberíamos sentirnos movidos a hacer algo que demuestre que Jesús ama a todo ser humano. Este es un imperativo para todos y cada uno de los hombres y mujeres, para las sociedades y las naciones.
Tampoco hemos de olvidar las muchas ocasiones en que podemos ser compasivos en situaciones de sufrimiento espiritual. La ayuda humanitaria y filantrópica puede contribuir a aliviar la necesidad física, pero sólo el cristiano puede pronunciar palabras llenas de verdad, capaces de llevar al arrepentimiento y a una nueva relación con Dios. Esta es una misericordia que refleja la propia misión de Jesús ante el mundo: llevar la salvación a los que perecen.
¡¡¡Señor y Salvador nuestro, ayúdanos a tratar a los demás con la misma misericordia que Tú has tenido con nosotros, para que tu iglesia refleje tu verdad y tu presencia en el mundo, y tu mensaje de salvación sea aceptado por muchos, muchos más!!!
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Que el Padre Dios te bendiga y te proteja, te mire con agrado y te muestre su bondad. Que el Padre Dios te mire con amor y te conceda la paz.
Protejamos nuestra Biodiversidad y el Medio Ambiente [Génesis 2,15]
Juan Alberto Llaguno Betancourt
Lima – Perú – SurAmérica
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Es esposo de la mejor mujer, padre de 2 hijos maravillosos, pastor y director de Desafío Joven. En los últimos 12 años ha trabajado con jóvenes, padres y líderes juveniles. Estudio en Rhema Bible Training Center. Su servicio con la palabra de Dios se ha extendido por más de 27 países en 13 idiomas. Es director ejecutivo y consultor de varios ministerios cristianos, desarrollando conferencias, cursos bíblicos, libros, estudios, devocionales, vídeos y recursos para la vida espiritual.
Introducción:La depresión es resultado de presiones externas que tratan de entrar en el corazón y mente de la persona, y abrumarle. No es la voluntad de Dios para que nosotros estemos deprimidos. Renovando la mente con la Palabra de Dios nos da nueva esperanza, una nueva perspectiva, y una nueva manera de pensar. Debemos permitir que la Palabra de Dios sature nuestra mente, creando una barrera en contra de la depresión.
Por que tanta rutina religiosa?
Por que una vida mediocre y tibia?
Por que un servicio cristiano obligado y aburrido?
Por que esa falta de convicción en las verdades bíblicas?
Por que tantos temores?
Por que tanto tiempo en lo mismo?
QUE HACER PARA ALCANZAR LA VIDA PLENA QUE TANTO ANHELAS?
Únicamente hay una manera: Viviendo en unión con Dios y desechando todo estorbo entre el y tu. Sera así como experimentaras en carne propia esa vida plena que tanto anhelas tener...
Mientras eso no suceda tus pensamientos se mantendrán confusos, tus sentimientos en constante conflicto y tus deseos esclaviza dos a tantas cadenas indeseables...