La violencia de la detonación hizo temblar a todo el barrio. Sólo recuerdo el estrépito de la explosión y la irresistible fuerza que me echó a tierra? Recobré los sentidos en el hospital; tenía el cuero cabelludo salpicado con trozos de vidrio y estaba abrumado. Era en Belfast (Irlanda del Norte); una bomba acababa de estallar en una camioneta. ¡Yo estaba vivo y prácticamente ileso en medio de muertos y heridos! Comprendí que la muerte me había rozado. Pero tenía la absoluta certeza de que si lo peor me hubiese ocurrido, nada debía temer, porque me habría ido junto a mi Salvador. Para juzgar el valor de tal seguridad, se debe haber visto la muerte de frente. Entonces, ¡qué paz llena el corazón!

       He aquí algunas certezas expresadas por hombres de fe:?Yo sé que mi Redentor vive? al cual veré por mí mismo? (Job 19:25, 27). ?Yo sé que en mí? no mora el bien? (Pablo en Romanos 7:18). ?Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito? (el mismo apóstol en 2 Timoteo 1:12). 

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  Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. – Tercera carta de Juan versículo 2.

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