“¡Cantad, cielos, alabanzas, y alégrate tierra! ¡Montes, prorrumpid en alabanzas, porque Jehová ha consolado a su pueblo y de sus pobres tendrá misericordia” (Isaías 49:13)

Cantar es expresar con la boca, lo que siente el alma. La música es clave para levantar el ánimo y para alabar al Señor. Canta en medio del dolor como lo hacían aquellos nobles en medio de la opresión.

Esta explosión de gozo es la respuesta al anuncio de salvación proclamado en los versos 8-12. Las expresiones y el estilo son característicos de los himnos o cantos de alabanza. (RV95)

Hay una aparente paradoja, por un lado el profeta Isaías habla de la alegría, se proyecta hacia el futuro glorioso, de esperanza; por otro lado menciona a Sión que dice: ”Me dejó Jehová, el Señor se olvidó de mí”.

Israel como siervo de Jehová, o como creen otros el Siervo de manera individual, tenía la misión de hacer retornar a las tribus de Jacob. Lo cierto es que había que hacer la voluntad de Dios.

Matthew Henry dice: La humillación y exaltación del Mesías, tipificado en Israel. Las bendiciones que tiene reservadas para todos aquellos a quienes ha de alcanzar… Ninguna otra cosa puede suministrar mejor materia para cánticos de alabanza y acción de gracias. Haya gozo en el cielo y en la tierra, y prorrumpan en alabanzas los montes.

Hay alegría y gozo, hay un canto de alabanza y victoria; que nos debe motivar a los peregrinos de este mundo, porque el Señor viene pronto. Sí, somos aves de paso, seres efímeros, peregrinos que un día ya no viviremos en este mundo, sino eternamente con el Señor. Mientras tanto, cantemos y trabajemos; aportemos con vida, con ideas, con nuestros dones y talentos para el progreso de nuestra nación.

Alaba al Señor, sea cual fuere tu situación. Ora por nosotros.

REFLEXION:

Pensemos en el cielo, con los pies en la tierra, y alabemos al Señor con música  apropiada que nos motive a seguir creciendo en la fe cristiana.