“Por amor a Sión no guardaré silencio, por amor a Jerusalén no desmayaré, hasta que su justicia resplandezca como la aurora, y como antorcha encendida su salvación. Las naciones verán tu justicia, y todos los reyes tu gloria; recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te dará” (Isaías 62:1-2NVI)

El libro “Cita en Jerusalén” es una imagen de la ciudad del plan de Dios. Una verídica historia de amor entre cristianos, judíos y árabes. Una biografía de una mujer pudiente que decidió tomar al pie de la letra la Biblia y aprendió que Dios lo suple todo, que la oración da resultado y que la llave de la historia mundial reposa en esa ciudad. (Lidia Prince. CLIE. 1978)

Que bueno que Jerusalén todavía sobreviva,gracias a Dios y su plan redentor, la historia del amor divino se ve en Sión.

Frecuentemente Sión se usa en paralelismo como sinónimo de Jerusalén, la capital religiosa del pueblo de Dios. Sión es el nombre de la ciudad santa y del pueblo de Dios, según las profecías del futuro glorioso.También se identifica en el Nuevo Testamento con la Nueva Jerusalén y el reino futuro de Dios. Sión está situada en la colina oriental. (Vila DBI. CLIE. 1981)

Dios muestra su amor profundo en Jerusalén, fue allí que el Señor Jesucristo dio su vida en una cruz para salvación de los pecadores y como símbolo mundial de su amor divino para el ser humano. Más que una ciudad turística, Jerusalén es clave porque “Las naciones verán la justicia y la gloria de Dios”.

Es vital que oremos por la “paz de Jerusalén”, de los árabes y nuestro país, para que conozcan al Mesías como Salvador, a quien debemos hoy adorarle y servirle. Así como Jerusalénes bendecida y protegida por el Señor, así el creyente es cuidado y amado por el Señor. Su apoyo en oración a este ministerio es clave para seguir edificando su vida.

REFLEXION:

“En aquel día yo pondré a Jerusalén como una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que intenten cargarla serán despedazados” (Zacarías 12:3)