DEVOCIONAL

“Así ha dicho Jehová: Guardad el derecho y practicad la justicia. Yo los llevaré a mi santo monte y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56:1ª,7)

En más de treinta años de vida cristiana, he visto, gente proba, honesta, como también engañadores y religiosos, que hablan lindo del amor; pero no son generosos. Hablan de dar ofrendas, pero ellos mismos derrochan el dinero y no rinden cuenta a nadie.

Y no hay peor oración que aquella llena de emoción, de lindas palabras; pero sin justicia, sin obras, sin hacer el bien al prójimo y créanlo que da indignación esa clase de rezos y repetición.

Este texto, llama a los pastores, sacerdotes y líderes para que practiquen la justicia, y no sean ociosos y holgazanes, para que oren, busquen a Dios y sean sensibles a la necesidad del prójimo.

La oración privada y en familia no agotan la responsabilidad cúltica hacia Dios. También se les exige a los creyentes la oración pública. Se nos exhorta a orar. Dios promete escuchar y contestar esta clase de oración (2 Crónicas 7:14); en la Biblia hay ejemplos de personas devotas que se dedicaron a la oración pública. (Biblia Caribe. 1980)

Pero una oración y vida religiosa, sin la honestidad de vida, es una hipocresía. Una oración pública sin justicia es exhibición para agradar al hombre y ser aplaudido. La oración plena ante Dios es aquella, que va acompañada de obediencia a la Palabra y amor a la persona necesitada, empezando en nuestro hogar.

Le animo a orar para que Dios nos dé santidad y vida para servirle mejor.

REFLEXIÓN:

Los líderes religiosos que más daño han causado, son aquellos de doble moral, de “gran piedad”; pero crueles en su corazón, que han llevado a sus seguidores a la corrupción.