Ofreciendo La Otra Mejilla

«Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra» (Mateo 5:39).

Walter Scott tenía dificultades en entender la idea de «ofrecer la otra mejilla.» Pero estas palabras de Jesús se tornaron bien claras para él cuando lanzo una piedra a un perro en la calle, para ahuyentarlo. La fuerza con que lanzo la piedra y la puntería fue lo que él pretendía y acabo quebrando la pierna del animal. En vez de fugarse, el perro, cojeando, se aproximo a el y lamió su mano. Scott jamás olvidó esa respuesta conmovedora. Él dijo: «Aquí él perro predicó el Sermón del Monte para mí como pocos ministros lo hicieron anteriormente.» Dijo también que no había encontrado seres humanos tan prestos a perdonar a sus enemigos.

Muchas veces, durante nuestra vida, nos vemos delante de situaciones que nos aquejan, que nos hacen sufrir y hieren hondamente nuestras almas. Y ¿como hemos reaccionado a esto?. ¿Nos trancamos dentro de nosotros mismosí ¿Reaccionamos de forma inmediata?.¿Guardamos un sentimiento de venganza para una próxima oportunidad?

Nuestro Señor Jesus nos ha enseñado a «ofrecer la otra mejilla.» Eso no significa que debemos, al llevar una bofetada, virar el rostro para que alguien golpee también del otro lado. Lo Que Jesús anhela de nosotros es que tengamos comportamiento y actitudes de un verdadero hijo de Dios. Él nos enseña a retribuir con amor el mal que recibimos, a perdonar cuando somos maltratados, a abrir las puertas para que el perdido se encuentre y sea salvo.

Cuando actuamos de manera diferente de aquélla que el mundo suele ver, alegramos el corazón de Dios, no permitimos que sentimientos mezquinos nos dominen, un brillo especial es percibido en nosotros y nuestros días son mejores y más llenos de dicha.

Si usted anda triste debido a viejos y doloroso pasados, sea libre, declare perdón sobre todos ellos, sonría… y viva feliz.

Paulo Barbosa