Para reflexionar…(14/11/06)
Bloqueando Los «Insectos» Espirituales

«El que cree en m?, como dice la Escritura, de su interior
correr?n r?os de agua viva» (Juan 7:38).

Viajantes cuentan de un ?rbol en pa?ses tropicales, cuyas
partes internas son, a veces, comidas por hormigas mientras
la casca y las hojas se mantienen aparentemente bonitas, y
suya debilidad solo es percibida cu?ndo algún viento fuerte
a derriba. Pero no es la tempestad que la torna flaca,
apenas revela lo flaca que era. Y su debilidad es el
resultado de la actuaci?n de insectos que, por un largo
per?odo de tiempo, a destr?em por adentro. De cierta forma,
si nosotros permitimos que nuestro car?cter sea minado por
una constante negligencia a las nuestras obligaciones, o por
la tolerancia y ocultaci?n de los pecados que cometemos
diariamente, o se cedemos a las tentaciones que
habitualmente nos asuelan, no podremos esperar nada más de
lo que la ruina cuando las pruebas nos alcancen.

¿De que manera nos disponemos para enfrentar las tormentas
qué, por veces, se abaten sobre nosotrosí ¿Será que podemos
decir, con convicci?n, que nuestra casa espiritual está
firmada y bien sólida sobre la roca? ?Podemos descansar
tranquilos ciertos de que en la hora de las luchas no
corremos el riesgo de caer?

Es com?n cuidemos bien de nuestro exterior, arreglar con
cari?o el cabello, colocar la mejor ropa posible y estar
delante de las personas con una buena apariencia. Y eso es
bueno, porque somos hijos de Dios y, como tales, necesitamos
nos presentar de forma digna a exaltar su nombre.

?Pero cómo manejamos nuestro interior? ?Tenemos, de igual
modo, buscado alabar y engrandecer al Señor haciendo con que
el nuestro corazón sea puro? ?Hemos bloqueado los
sentimientos de enconamiento y envidia, de ego?smo y
maledicencias, impidiendo, así, que tales «insectos
espirituales» minen nuestra comuni?n con el Salvador? ?Hemos
nos colocado delante del altar de Dios en todos los
momentos, confiando a Él toda nuestra vida, para que no nos
tornemos flacos y propensos a caer delante de la primera
tempestad?

Entregue su corazón al Señor y mismo delante de las más
duras pruebas su fe ser? inabal?vel.

Paulo Barbosa