El Peligro de La Amnesia En La Vida

«Cuídate de no olvidarte del señor, tu Dios, para cumplir los mandamientos, decretos y estatutos que yo te ordeno hoy…» (Deuteronomio 8:11)

Desde una viga de un viejo granero, una araña lanzó un simple hilo y empezó a tejer su tela. Pasaron algunos meses y la tela creció. Su complejo tejido atrapó moscas, mosquitos y otros pequeños insectos, proporcionándole a la araña una dieta muy rica. Poco a poco se convirtió en la envidia de todas las demás arañas del granero. Entonces, un día, la araña se dio cuenta de que había un único hilo que colgaba de la viga, y pensó: ‘Me pregunto por qué está eso ahí; no me proporciona ningún alimento’. Sacó la conclusión que estaba de sobra, así que subió hasta arriba para cortarlo. En ese momento, toda la tela empezó a enrollarse y calló al suelo, atrapando a la araña dentro.

Como personas, ¿podríamos nosotros cometer ese mismo error? ¿Puede un país «tejer una gran tela de araña», y después «cortarla»? ¿Podemos llegar a tener tanto éxito y ser tan presumidos y autosuficientes que nos olvidamos del «hilo» fuerte que nos sujeta? ¿Podríamos mirar a nuestra prosperidad y responder con arrogancia en vez de con gratitud? Algunos eventos recientes hacen que nos lo preguntemos. Un movimiento que trata de quitar a Dios de la vida pública está ganando ímpetu. Una parte de nuestra población, envalentonada por el éxito, mira al «hilo» de la fe de la que «cuelga» nuestra sociedad y pregunta: «¿Por qué está eso ahí?». ¿Nos estamos olvidando de la mano que nos sostiene? No somos la primera nación que sufre de amnesia. Israel también la sufrió, y Moisés le avisó:

«Cuídate de no olvidarte del Señor, tu Dios, para cumplir los mandamientos… …si llegas a olvidarte del Señor, tu Dios,… de cierto pereceréis» (Deuteronomio 8:11, 19).