LA BENDICIÓN DE DIOS PARA COMENZAR EL NUEVO AÑO

«La tierra a la cual pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo; tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin» (Deuteronomio 11:11-12)

Luego de la alegría de la despedida del año, queda en cada ser humano, un reto, una duda, una nueva carrera por delante, muchos de los que celebramos hoy, no estaremos mañana, algunos que terminaron el año con grandes capitales, terminaran en el lodo de la bancarrota, otros que fueron hogares estables, se disiparan en los divorcios, y muchos que emprendieron el camino junto al Maestro de Nazaret, se apartaran hacia las tinieblas.

Pero para todos los que permanezcamos fieles al Santo llamamiento, esa incertidumbre del nuevo año, desaparece al ver la promesa de Dios, que nos garantiza que aun, en medio de una tierra llena de montes y valles, Dios hará llegar la lluvia del cielo, ya sea, en la tranquilidad del valle, o en los difíciles caminos con montes.

También se nos avisa de antemano, que esa tierra, que para nosotros significa este nuevo año, al que vamos a entrar, tendrá dificultades, pero que estas mismas servirán para que no nos alejemos de Dios, porque cualquier momento difícil, nos hará siempre buscarle y estar cerca del Maestro y guía Divino, entonces, aquellos montes se convertirán en los lugares, desde donde fluyan las mejores alabanzas, gratitud e intercesiones unos por otros.

También se nos garantiza en esta bendición, que los ojos de Dios, estarán sobre nuestras vidas todos los días, desde el inicio del año hasta el fin de el.

Esto nos movería a hacer un pacto con Dios y con nosotros mismos, para ser mejores siervos, mejores adoradores y mejores hermanos.

Oración Para Iniciar Un Nuevo Año:

Gracias, amado Padre Santo, porque siempre nos dejas una bendición para cada ocasión, y ahora disfrutamos de esta Santa Palabra, y queremos atesorarla en nuestro corazón, para que el nuevo año seamos receptores de tus maravillosos cuidados, y que nuestra vida te honre y te glorifique.

En el nombre de Cristo Jesús,

Amen.

Escrito por José Luis González