"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28).
Carta de un niño para Dios: "Señor querido, gracias por la bicicleta que gané en la última Navidad. Me quedé mucho feliz. Aparte del día 13 de mayo, a las 4 horas, cuando yo caí en una grande zanja que no vi. Estoy bien ahora."
(Carlos, 10 años)
¿Cuántas veces ya actuamos de la misma forma contada por Carlos en su carta para Diosí Enchemonos de goce y gratitud para con el Señor por las grandes maravillas que Él ya hizo en nuestras vidas, pero olvidamos rápidamente de todas si apenas una pequeña situación nos es desfavorable.
Nos Quejamos, murmuramos sin parar y hasta decimos que Dios nunca se recuerda de nosotros. Queremos apenas las bendiciones y no somos capaces de convivir también con las luchas, que, ciertamente, serán fuentes de otras bendiciones que Dios nos dará.
Cuando enfrentamos batallas, celebramos más de Cristo. Cuando las fuerzas nos faltan, buscamos agarrar en Sus manos. Cuando el suelo parece desaparecer debajo de nuestros pies, podemos clamar por socorro al Señor y Él nos sostendrá. En toda y cualquier situación Él cuidará a nosotros y, por eso, debemos ser siempre gratos por todo.
Si en nuestra caminata rumbo a la realización de nuestros propósitos somos sorprendidos por una zanja o otro obstáculo cualquiera, no debemos nos lamentar o dejar que la tristeza saque nuestro ánimo. Busquemos saber el motivo por el cual
Dios permitió que aconteciese y que lección podremos sacar de aquél acontecimiento. Es cierto que nuestra vida será edificada y ascenderemos más una grada en dirección a la voluntad del Señor.
¿Su día fue bueno? ¿Fue malo? Diga a Dios que mismo así confía en él y que su corazón es grato por estar siempre a su lado.
¿Te gustó este artículo?
Suscríbete a nuestro canal de YouTube para ver videos sobre temas bíblicos.
Visita nuestros cursos bíblicos.
Se miembro de nuestro ministerio y obten todos los recursos.