Pero una mujer que desde hacia doce años padecía de flujo de sangre…..si tocare solamente su manto seré salva   

Lectura Bíblica: Marcos 5:25-34

Cuantas veces no hemos sentido la enfermedad en nuestro cuerpo, sobre todo las mujeres que a veces nos quejamos de más, de hecho hay algunas mujeres que en lugar de su nombre, les deberían de llamar DOLORES. Un simple dolor de cabeza hace que tomes medicamento, un malestar de estomago hace que estés paralizada todo el dia. Claro hay enfermedades como el Cáncer, El Sida, la Artritis, y muchas mas, que humanamente son difíciles de Sanar, pero para Dios no hay ninguna cosa difícil.

En el tiempo que Jesús estuvo en la tierra, el hizo sanidades y las sigue haciendo hasta la actualidad, pero en este DIA quiero compartir contigo de esta mujer que tenia flujo de sangre, imagínate 12 años con flujo de sangre, nosotras tenemos nuestro periodo menstrual y dura en promedio 3 días y nos quejamos, pero esta mujer dice la Biblia que había sufrido mucho, había visitado muchos médicos y ninguno tuvo la respuesta, todo el dinero que tenia se lo gasto buscando su sanidad, pero dice la Biblia que cada vez le iba peor. Ella ya había hecho lo humanamente posible, me imagino la tristeza que tenia en su corazón, pero oyó hablar de JESUS y la esperanza de ser sana volvió a venir a su vida, aun enferma ella no se quedo sentada, sino que pensó si tan solo tocare su manto seré salva, realmente admiro la fe de esta mujer, porque ella sabia quien era JESUS y el poder que tenia para salvar y sanar, dice la Biblia que cuando toco su manto, la fuente de su sangre se seco y Jesús supo que alguien lo había tocado porque poder salio de El. Jesús le dijo : «hija tu fe te ha hecho salva, ve en paz y queda sana de tu azote».

En este momento tu estas leyendo esta reflexión, y yo no se si tu estas enferma, si estas atada a pecado o tienes problemas, pero si tienes fe en Jesucristo que es el mismo de ayer, hoy y siempre, El puede darte salvación, sanidad y libertad, la palabra de Dios dice en Isaías 53:4,5 «ciertamente llevo el nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores…mas el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre el, y por su llaga fuimos nosotros curados».    

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Alejandrina López