Arriesgarse
Demostrar una fe madura puede parecer riesgoso. Talvez Dios le ha dado una tarea para hacer, que le ha hecho decir: "¿Qué? ¡Yo jamás podría hacer eso!" Sin embargo, lo cierto es que el Señor llama a Sus seguidores a una obediencia radical cada día. ¡Cuando le oímos hablar, Él espera que actuemos!.
Considere lo que los discípulos debieron haber pensado estando en la barca, en Mateo 14:22-33, cuando Pedro se lanzó a andar sobre el agua. ¡Está loco! ¡Que alguien lo agarre! Sin embargo, Pedro confió en el llamado de Cristo.
¿No es interesante que Pedro no tuvo problemas para caminar sobre el agua, sino cuando quitó sus ojos de Jesúsí Mientras se mantuvo totalmente enfocado en Cristo, estuvo bien. Pero, cuando dejó que el temor humano lo confundiera, se hundió en el agua ¡literalmente!
Esto demuestra un principio importante: cuando las dudas nos impiden obedecer a Dios, estamos condenados al fracaso. Pero cuando nos lanzamos por fe, Dios siempre asume toda la responsabilidad por las consecuencias de nuestra obediencia.
La historia de Pedro sobre el agua nos enseña tres cosas. Primera, que podamos estar seguros de que Dios nos llamará a situaciones riesgosas para obligarnos a enfrentar nuestros temores. Segunda, que podemos tener por segura la presencia de Cristo, quién está listo para rescatarnos cuando clamamos a Él. Tercera, que sabemos que el Espíritu de Dios nunca nos dejará caer.
¿Está usted enfrentando una situación que requiere una confianza absoluta en Dios, al actuar en obediencia? El verdadero riesgo está en la tentación de no obedecer. Mantenga sus ojos puestos en el Señor, y Él le conducirá a salvo al otro lado.
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