Ya entrado el año 2007, su organización, denominada Creciendo en Gracia, había alcanzado más de sus metas que sus detractores jamás hubieran imaginado posible. Y ya para esa fecha había cumplido los sesenta años de edad. Se trata del predicador puertorriqueño José Luis de Jesús Miranda, caudillo fundador del grupo.

Los devotos seguidores del carismático caudillo le han prodigado costosos obsequios, incluso automóviles y casas, y cuantiosas sumas de dinero, incluso del veinte al ochenta por ciento de las ganancias de sus negocios. Y han convenido en calificarlo, sucesivamente, como la reencarnación del apóstol Pablo, «el Otro» (es decir, un semidiós), Jesucristo mismo y, antitéticamente, el Anticristo… precisamente porque él mismo se ha hecho pasar por todos estos personajes, hasta tatuándose con el número apocalíptico 666 en representación del Anticristo. La exaltación de estos fanáticos no tiene límites. Creen que son el verdadero pueblo escogido de Dios, que sus hijos pertenecen a la «superraza», y que las demás iglesias propagan no sólo doctrinas engañosas sino también la pobreza, las guerras y las enfermedades que azotan al mundo entero.

Ya que «los padres y los maridos, por sus hechos son queridos… o despreciados» debido a que quienes mejor los conocen son sus hijos y su esposa, veamos qué concepto tienen del tal Señor puertorriqueño su esposa y sus hijos, mejor dicho, su primera esposa y los cinco hijos que tuvo con ella antes de separarse de ella en 1999 y divorciarse en 2002, según informó el periódico Miami New Times.

«¿No te molesta engañar a tanta gente?», le preguntó Nydia, su primera esposa, antes de que él la abandonara y se fuera a vivir posteriormente con otra mujer en Colombia.

Tan pronto se concretó el divorcio, su hijo José Luis de Jesús Velásquez denunció el movimiento Creciendo en Gracia, diciendo histéricamente: «¿Cómo puede mi padre decirle a su congregación que Dios lo ha guiado toda su vida y le ha confiado todos los secretos del evangelio, y sin embargo no puede arreglar su matrimonio?» De ahí que durante los dos años siguientes, José Luis se negara a hablar con su padre. A la postre manifestaría que su padre estaba equivocado al afirmar que era Jesús hecho hombre, que el pecado no existe y que su iglesia es «el gobierno de Dios en la tierra». Y de sus cuatro hermanas, sólo una le dio la razón a su padre, llegando a ser la encargada de administrar las finanzas de la iglesia. 1

¿Quién hubiera pensado que una secta con semejantes referencias personales llegara a crecer y a divulgarse a ese extremo? ¡Tal vez Creciendo en Gracia haya tenido cierta «gracia» humana, pero en definitiva no ha contado con la gracia divina que ha pretendido tener! Pues de Jesús Miranda, su mandamás, no ha hecho más que demostrar el cumplimiento cabal de la profecía de Jesucristo con relación a las señales del fin del mundo.

«Tengan cuidado de que nadie los engañe —les advirtió Jesús [a sus discípulos]—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: «Yo soy el Cristo», y engañarán a muchos…. En aquel tiempo… si alguien les dice a ustedes: «¡Miren, aquí está el Cristo!» o «¡Allí está!», no lo crean. Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas…» 2

Más vale que tomemos muy en serio esta advertencia que nos hizo Cristo hace casi dos mil años, no sea que los engañados seamos nosotros, y nos perdamos eternamente.