Hebreos 13:4
Honroso sea entre todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; porque a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

Honroso en todo aspecto. 

En la vida de la iglesia, el contacto entre hermanos y hermanas es inevitable. Por lo tanto para ser protegidos y no caer en contaminación, debemos tener el matrimonio en honor y no conducirnos de una manera liviana. Esto es un asunto que afecta nuestra primogenitura en la economía de Dios.

Primogenitura: Rubén perdió su primogenitura debido a su contaminación (Gn.49:3-4; 1 Cro.5:1) y José la recibió por causa de su pureza (1 Cro.5:1; Gn.39:7-12. La primogenitura de Esaú, quien era el hijo mayor de Isaac, consistía en la doble porción de la tierra, el sacerdocio y el reinado. Debido a la profanación de Esaú al ceder su primogenitura, la doble porción de la tierra fue dada a José (1 Cro.5:1-2), el sacerdocio pasó a Leví (Deu.33:8-10), y el reinado le fue asignado a Judá (Gn.49:10; 1 Cro.5:2).

Nosotros los cristianos, que hemos nacido de Dios, somos las primicias de Sus criaturas (San.1:18), primicias que El ha cosechado en Su creación. En ese sentido somos los hijos primogénitos de Dios. Por consiguiente, la iglesia, que somos nosotros, es llamada la iglesia de los primogénitos (v.12:23). Por ser los hijos primogénitos de Dios tenemos la primogenitura. Esto incluye la heredad de la tierra (2:5-6), el sacerdocio (Ap.20:6), y el reinado (Ap.20:4), los cuales serán las principales bendiciones en el reino venidero y las cuales perderían los cristianos profanos que buscan y aman al mundo cuando el Señor regrese. Finalmente esta primogenitura será una recompensa dada a los cristianos vencedores en el reino milenario. Cualquier disfrute mundano, hasta una comida, puede hacer que perdamos nuestra primogenitura. Si después de esta advertencia tan seria los creyentes hebreos todavía hubieran preferido complacerse en tener "una sola comida" de su antigua religión, habrían perdido el pleno disfrute de Cristo y el regreso del reino junto con todas sus bendiciones.

Esaú no fue el único en perder la primogenitura (Gn.25:29-34); Rubén fue otro que perdió la bendición de la primogenitura (Gn.49:3-4; 1 Cro.5:1). Esaú la perdió por codiciar alimentos. Rubén la perdió por haberse contaminado en sus concupiscencias. Ambos casos deben servirnos de advertencia. La frase:"no será que haya algún fornicario", en este versículo pudo haber sido escrito considerando la historia de Rubén.

De hecho, en Cristo tenemos el privilegio de disfrutar el anticipo de las bendiciones del reino venidero. El disfrute apropiado de este anticipo nos introducirá en el pleno disfrute de las bendiciones del reino. Si no disfrutamos a Cristo hoy en día como nuestra buena tierra, tal como se define en el capitulo (4:9-10) ¿cómo podremos entrar en Su reposo en el reino, y heredar la tierra con Él? Si no ejercemos nuestro sacerdocio hoy en día para tener contacto con Él, en una atmósfera de oración al ministrarle, ¿cómo podremos cumplir con nuestro servicio sacerdotal en el reino? Si no ejercitamos nuestro espíritu con la autoridad que Dios nos ha dado para gobernar nuestro yo, nuestra carne, todo nuestra ser y al enemigo con todo su poder de tinieblas hoy en día, ¿cómo podremos ser co-reyes juntamente con Cristo y regir a las naciones junto con Él en Su reino? (Ap.2:26-27). El disfrute que tenemos de Cristo y la práctica del sacerdocio y del reinado hoy, son lo que nos prepara y nos hace aptos para que mañana participemos en el reino de Cristo.

Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros, y la iglesia también debe juzgarlos (1 Co.5:1-2; 11:13). Este asunto es lo que más perjudica a los santos y a la vida de la iglesia.
Este libro trata de la santidad de Dios. El Dios santo no tolerará ninguna contaminación entre nosotros. El juzgará a Su pueblo (10:30; 12:23).
Jesús es el Señor!

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