Este versículo es una de tantas promesas que Dios tiene para nuestra vida.  Sin embargo siempre que lo leemos pensamos que esta escrito literalmente, y aunque es cierto, encierra tesoros muy profundos.  Muchos creen que nos habla solo de suplir nuestras necesidades en termino monetarios.  Si estudiamos bien lo que nos dice esta palabra nos daremos cuenta de que no solamente habla de dinero, sino que aquí el Apóstol Pablo nos dice que nuestro Dios suplirá TODO LO QUE NOS FALTA. 

Cualquier necesidad que tengamos en nuestra vida, sea en términos terrenales o espirituales, el no los suplirá.  Habla conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús, es decir, nuestro Dios es rico en todas las cosas que nos hacen falta.  Si creemos sus promesas y nos apegamos a ellas, por medio de Cristo Jesús el nos suplirá todo lo que necesitamos.  Es bien importante que entendamos que no es lo que queremos por motivos egoístas, si no mas bien de lo que tenemos necesidad y que será de nuestro provecho y por nuestro beneficio. 

Dios tiene cuidado de sus hijos es un Dios tan bueno y lleno de misericordias que aunque no lo merezcamos, El dice que nos suplirá todo.  En ocasiones no entendemos la magnitud de las promesas que Dios tiene para sus hijos.  Si solo creyéramos lo que la palabra nos enseña, aprenderíamos a vivir en victoria.  Dios es el dueño de todo el oro.  Somos lo que somos y estamos aquí por medio de Cristo Jesús y para El.  El nos quiere bendecir grandemente.  Desea suplir todas nuestras necesidades.  Si tenemos una necesidad financiera, creamos en sus promesas. 

Si nuestra necesidad es de índole espiritual, creamos en que el nos va a dar lo que nos falta y nos hará crecer en eso.  El lo prometió y lo cumplirá si le creemos.  Nosotros como padres amamos tanto a nuestro hijos que le suplimos todo lo que a ellos les hace falta, vestimenta, casa, comida, estudios, valores, creencias, amor, tantas cosas, lo que les hace falta no lo que ellos quieren,  sino de lo que tienen necesidad para su crecimiento y beneficio. 

Cuanto mas nos suplirá nuestro Padre celestial quien nos ama tanto, quien dio a su hijo en la cruz por amor a nosotros.  Si dio a su hijo amado a quien tanto el amaba para salvarnos, imagínense la magnitud de esto.  El no solo quería darnos la salvación y vida eterna, sino que quiere bendecirnos abundantemente.  Son muchas las promesas que hay a través de la palabra de Dios y como hijos tenemos acceso a cada una de esas hermosas promesas.  Hagamos una realidad esta promesa en nuestra vida, la provisión que el Padre celestial tiene para cada uno de nosotros.

Escrito por Ruth M.  Cruz

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