Una mujer experimentó milagros sorprendentes en su vida y encontró la fuente de su bendición, alegría y paz. Su historia se relata en 2 de Reyes 4: 8-37.
Un buen día le dijo a su esposo que construyeran una habitación y pondrían allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara, para que al pasar el Hombre de Dios, se quedara allí.
Aquella actitud le proveyó de un maravilloso milagro, un hijo, ya que no tenia y su esposo era anciano.
Este niño creció y un día enfermo y sobre las rodillas de su madre estuvo sufriendo hasta morir. Ella entendió que allí, en sus rodillas, o «en sus fuerzas», no estaba la fuente de su bendición y corrió a aquella habitación, que habían construido con una cama, una mesa, una silla y una lámpara y busco al Hombre de Dios y se aferro a él hasta que un milagro sucediera. Sucedió, el niño resucito.
He aquí un tremendo ejemplo para nosotros que a diario necesitamos un milagro, en nuestro hogar, finanzas, en nuestro matrimonio y en nuestras ciudades.
En una habitación, un lugar privado y especial, para estar a solas con Dios, «Más tú , cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre…te recompensará» Mateo 6:6.
Allí estaban los 4 ingredientes que ayudaron a la mujer sunamita a obtener un milagro:
Una cama:
Un lugar que nos recuerda descansar en las manos de Dios, renunciando a nuestras fuerzas.»Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» Mateo 11:28.
Una mesa:
Para deleitarse en su presencia, donde hay plenitud de gozo aún a pesar de las pruebas,«Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre» Salmo 16:11.
Una silla:
Un lugar donde estar atento, callado y esperar la voz de Dios.»… Me presentaré delante de ti, y esperaré» Salmo 5:1-3.
Una lámpara:
La palabra de Dios, la luz que alumbra nuestro camino y que nos guía a la verdad. «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mí camino» Salmo 119:105.
Afèrrate hoy a Dios, sé persistente en buscarlo y amarlo, busca un lugar donde estar con él a solas, lleva la cama, la mesa, la silla y la lámpara y confía a tal punto de que si aún estuviere tu matrimonio muerto, tus cuentas en «0» y tu vida en fracaso, puedas proclamar «paz», «todo bien», como dijo la sunamita, porque su esperanza estaba en Dios y no en sus fuerzas.
«Un milagro hay para ti, un milagro de resurrección»
Un milagro en una habitación con una cama, una mesa, una silla y una lámpara.
1ª Pedro 5:7.»Depositando en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes»
Arcangela Arnone de Blanco.
¿Te gustó este artículo?
Suscríbete a nuestro canal de YouTube para ver videos sobre temas bíblicos.
Visita nuestros cursos bíblicos.
Se miembro de nuestro ministerio y obten todos los recursos.