Devocional – Hagan Lo que Hablo — ¡Y Hago!

«No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea» (Salmos 40:10).

En la casa de Dr. Goheen, un misionero en India, un nativo estaba limpiando el mueble y, negligentemente, topó en un bello florero que tumbó y cayó en el suelo, quebrándose en muchos pedazos. El nativo, asustado, se arrodilló delante del Doctor Goheen, implorando su perdón.

El misionero sonrió y dijo: «No tiene importancia, te perdono . Sorprendido, el empleado fijó por un momento sus ojos en el rostro quieto del hombre Cristiano, donde no había siquiera una leve señal de ira. Entonces, levantándose, dijo en voz alta: «¡yo creo!
Yo ¡creo!» Él contó, entonces, que, como un empleado en la casa, gradualmente empezó a conocer a Cristo a través del Dr. Goheen, y ahora, su prontitud en perdonar lo ganó completamente para el Maestro.

Muchas personas dejan de recibir la bendición del Señor cuando nuestra vida no demuestra aquello que proclamamos. En verdad estamos poniendo en práctica el viejo dictado que dice: «Hagan lo que yo hablo pero no hagan lo que yo hago».
Predicamos las maravillas que Cristo opera en la vida del hombre pero no Lo dejamos hacer en la nuestra.

¿De que sirve yo decir que el amor de Dios está en mí corazón si continuo actuando con arrogancia, avaricia e indiferencia? Cuando pensamos que somos cristianos pero nuestra vida dice lo contrario, no engañamos al Señor y sí a nosotros mismos. Pensamos que vivimos en la luz pero seguimos en la obscuridad. Pensamos que estamos caminando para grandes conquistas pero solo encontramos fracasos y chascos.

Un antiguo evangelista solía decir: «Predique, predique, predique y, si es necesario, hable». No hay nada que convenza más al perdido de la bendición de tener Jesus en el corazón de lo que la alegría que manifestamos por ya tenerlo presente en el nuestro.

¿Usted vive aquello qué proclama?